El siniestro se produjo el 4 de octubre en una bodega en Monóvar (Valencia). Aquel parecía un día normal de trabajo, “con las típicas bromas entre compañeros”.
A las cuatro de la tarde, la mayoría de ellos ya habían marchado. Sólo cuatro operarios quedaban en las instalaciones. Llegó un tractor. Descargó la uva. José se acercó entonces a comprobar si había quedado abierta la puerta del tornillo sin fin, una rueda dentada que funciona como un embudo y separa el zumo del resto de la uva. Y le atrapó el pie.
“Fue una sensación horrible, pensaba que me había quedado sin pierna, que me la había cortado desde la ingle, pero por suerte el corte estaba por debajo de la rodilla”.
El muchacho fue conducido en helicóptero al hospital Virgen del Camino, donde por suerte le esperaba Pedro Cavadas.
Según explicó el microcirujano, el paciente presentaba una herida “muy sucia”
, que requería una buena limpieza de la parte dañada antes de intentar reimplantarla.
Su pie tuvo que coserse a la ingle antes de intentar unirlo a la pierna. Después, el postoperatorio se complicó y se hicieron necesarias varias microcirugías.
En medio del proceso, un rechazo obligó a cambiar el reimplante al tobillo. Resultó ser el momento más crítico. “Fue un caso único porque era la primera vez en que se necesitaba hacer dos reimplantes ectópicos”, destacó el cirujano. “Lo normal es dar por perdida la extremidad mucho antes”.
De la Cruz tendrá que volver al quirófano dentro de un tiempo para estirarle el hueso con el fin de eliminar los doce centímetros de diferencia que tiene ahora entre la dos piernas. “Hoy sólo tengo palabras de agradecimiento para Cavadas y su equipo”, afirma.
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