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Una intoxicación con mercurio sufrida hace seis años por un trabajador coruñés derivó en 40 patologías diferentes, en más de 800 visitas médicas y en un tratamiento consistente en 1.230 pastillas, 240 inhalaciones, 90 ampollas oculares, 60 aplicaciones tópicas, 15 inyectables y cuatro ampollas bebibles cada mes. Esta intoxicación crónica por mercurio supuso que hace cuatro años el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) reconociese al afectado una incapacidad permanente absoluta y una pensión de invalidez. Unos beneficios que ahora revoca al entender que hay “una mejoría del estado invalidante que dio lugar a la declaración” de los mismos y entiende que está en condiciones de poder trabajar.

El organismo dependiente del Ministerio de Empleo emitió su resolución, con efectos desde el pasado 30 de abril, tras estudiar el informe de una inspectora del Equipo de Valoración de Incapacidades, que se encargó de la revisión de oficio del grado de incapacidad permanente del paciente. Sin embargo, Sánchez Pena denunció ayer que la funcionaria del INSS que elaboró el informe se negó a revisar todo su historial médico “por ser muy amplio”. “Cogió el primer documento que encontró y propuso el alta por una inexistente mejoría, cuando en todos los informes médicos de las distintas especialidades se reconoce que sufro un empeoramiento progresivo”, recalcó el afectado.

Ahora el afectado está pendiente de presentar el recurso administrativo contra la resolución del INSS y, en caso de que no fructifique, acudirá al juzgado de lo Social. También prevé enviar un escrito a la Seguridad Social contra la actuación de la inspectora y estudia incluso presentar una demanda penal por los daños causados. “Hablando con otras personas a las que atendió, comentan que su actitud fue siempre la misma, la de frivolizar con los enfermos y de hacerlos sentir mal. Incluso me preguntó de forma irónica si la invalidez me la reconoció el INSS o el juzgado, porque si me la concedió la Seguridad Social era más fácil quitármela”, relató.

El afectado explicó que contrajo su enfermedad al trabajar como técnico de prevención en una firma de fabricación de rótulos fluorescentes, que contienen mercurio. “En la zona en la que se fabrican los paneles se acumula gran cantidad de polvo y vapor de mercurio [generado al contacto con la corriente]. Esta fue la forma en que me intoxiqué”, aclara este profesional al que retiraron la invalidez y su pensión.

La intoxicación crónica por mercurio que padece le hizo ir de médico en médico en los últimos seis años ante las distintas patologías en las que derivaba, hasta realizar cerca de 800 consultas y reconocérsele unas 40 patologías. “Al principio aparecieron síntomas en la nariz, en los oídos, el riñón, la vesícula… Es como si los órganos se pudriesen, y a nivel cerebral van acumulándose los depósitos de mercurio. En la segunda fase ataca los tejidos y me deja sin habla, sin poder andar y tengo que estar tres, cuatro o cinco días en cama”, resumió. Una degeneración crónica que le afecta a todos los órganos e incluso a la memoria y que, remarca, le hace imposible trabajar, en contra de lo que dice el INSS.

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La opinión de A Coruña

Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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