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El Gobierno de Japón pretende que los trabajadores no vayan al trabajo durante la mañana del primer lunes de cada mes. Esta medida, llamada «lunes resplandeciente», entraría dentro de las que el ejecutivo nipón pretende incluir para reducir el número de horas extras que los trabajadores realizan. En el país asiático las horas extras son muy comunes, lo cual favorece a a la aparición de problemas de salud.

El «lunes resplandeciente» se uniría a otra iniciativa que el propio Ministerio de Economía propuso el pasado año: la del «viernes premium». Esta no es otra que dejar a los empleados salir el último viernes de cada mes a las tres de la tarde, justo el día en el que la mayor parte recibe su salario. Esta medida se parecería a la que realizan en muchos países occidentales, entre ellos España, en donde hay empresas que permiten que la jornada laboral acabe a esa hora todos los viernes del año. De esta manera, Japón quiere que los empleados disfruten de su tiempo libre y se incentive así el consumo.

Ya durante el pasado mes de julio, el propio Ministerio permitió al 30% de su plantilla tener la mañana libre. Los buenos resultados que obtuvo en su día es lo que ha motivado que pretenda que el sector privado permita esta medida. Aun así, y como pasa con el «viernes premium», de salir a la luz, sería voluntario.

El recorte de las horas extras realizadas es un tema urgente para el Gobierno de Japón. En concreto, una encuesta que realizó hace dos años revelaba que el 20% de los trabajadores japoneses encuestados hacían más de 80 horas extras al mes.

«Las jornadas laborales largas en Japón son un problema fundamental que nace de la ética laboral y la cultura corporativa profundamente incrustada en los centros de empleo y el estilo de trabajo que hay en el país», explica Sawako Shirahase, profesor del Departamento de Sociología de la Universidad de Tokio.

Y es que en Japón hay un buen número al año de muertes por lo que se conoce como «karoshi» o «muertes por exceso de trabajo», debido a estas maratonianas jornadas laborales. En concreto, en 2017 fueron 236 personas las que murieron por este motivo. A esta cifra se le suman 208 suicidios por los problemas de salud mental que se originaron en el centro de trabajo.

Para Shirahase, hacen falta, además de estas medidas, «iniciativas fuertes de los líderes de las compañías» para cambiar la cultura de trabajo del país. De hecho, es común que los directivos esperen que sus trabajadores no se vayan de su puesto de trabajo antes que ellos.

Además, según el Ministerio de Salud, Empleo y Bienestar, los trabajadores japoneses solo suelen tomarse unos ocho días de vacaciones al año, menos de la mitad de lo que les corresponde. Incluso la mayoría no termina de aprovechar el periodo vacacional del todo, ya que tres de cada cinco se sentían culpables por haber pedido ese tiempo libre, según una encuesta del portal de viajes Expedia realizada en 2017.

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Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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