El ritmo del corazón y la frecuencia respiratoria son dos constantes vitales básicas para evaluar el estado fisiológico de una persona. Medirlas implica el uso de aparatos como electrocardiogramas, oxímetros de pulso, etc. que requieren contacto con la piel del paciente, al que pueden molestar además, a veces alteran al individuo y modifican sus constantes.
Doctores y bioingenieros del MIT han desarrollado un sensor ingerible del tamaño de una píldora que mide estas constantes vitales y las transmite de forma inalámbrica.
El aparato consta de un micrófono envuelto en una cápsula de silicona, y elementos electrónicos que procesan el sonido y lo envían en forma de señales de radio a un receptor externo.
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