Un empresario de la construcción, J. L. P., aceptó una condena de un año de prisión y el pago de una indemnización como autor de un delito contra los derechos de los trabajadores en concurso ideal con homicidio imprudente. El constructor fue acusado después de uno de sus empleados se cayese de una obra y muriese.
El suceso ocurrió el 16 de noviembre del año 2001 cuando el imputado y otro trabajador reparaban la cubierta de una nave destinada a establo en Sancobade (Vilalba), a una altura de unos cinco metros.
Al apretar el tornillo de unas fijaciones de una de las planchas de uralita, ésta cedió y propició la caída de Prudencio José Pernas al suelo, que falleció horas después debido a las heridas. En el momento del accidente, según el fiscal, no había medios de protección colectivos. El trabajador tampoco utilizaba medios individuales para evitar accidentes.
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