El estrés excesivo en el ámbito laboral está causando una epidemia de casos de depresión y ansiedad en el Reino Unido, con un coste para la economía británica en torno a los 171.292 millones de euros en pérdida de productividad, lo que representa el 10% del PIB según datos de la organización para la promoción de la salud mental Mind.
Esta organización acaba de publicar los resultados de una investigación sobre las razones por las que los problemas de salud mental han superado al dolor de espalda, como causa principal de absentismo y baja laboral.
El estrés y la ansiedad son responsables de la pérdida de 45 millones de jornadas laborales en el Reino Unido, y también reducen el rendimiento de los trabajadores que a pesar de experimentarlos, no solicitan la baja.
El informe distingue entre presión positiva en el trabajo, que según sus autores puede constituir un incentivo profesional valioso y el estrés, que definen como un estado que produce un deterioro creciente de la salud física y psíquica.
Como factores que contribuyen a la ansiedad, el documento cita las jornadas a turnos, las horas extraordinarias, la sobrecarga de trabajo o la escasez del mismo, las grandes distancias entre el domicilio y el lugar de trabajo y las condiciones laborales penosas.
Situaciones como la falta de funciones definidas y expectativas de promoción en la empresa, la responsabilidad sobre otros compañeros o las malas relaciones con éstos, también son elementos que favorecen el estrés. Por último, aspectos como la predisposición a la ansiedad, o la inadecuación entre el puesto desempeñado y la personalidad del trabajador incrementan los niveles de angustia.
Todo ello puede afectar al sistema inmune, llegando a producir una serie de trastornos médicos, psicológicos y de comportamiento en los casos más severos.
Entre los síntomas tempranos del estrés laboral la investigación cita el insomnio, la fatiga, la tensión muscular, las palpitaciones, problemas estomacales y respiratorios y dolores de cabeza.
Los síntomas psicológicos abarcan desde la incapacidad para concentrarse y la pérdida del sentido del humor, hasta la irritabilidad constante y la renuncia a las relaciones sociales.
Un 20% de la población en edad de trabajar del Reino Unido habría acudido a su médico de cabecera por ansiedad y depresión asociadas a su ocupación profesional, según datos de la Seguridad Social.
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