Menos de media hora tardó en morir Fermín Fernández Márquez, un agricultor cordobés de 51 años al que ayer picaron miles de avispas mientras realizaba sus faenas diarias en el campo.
En un insólito accidente laboral, Fermín, que trabajaba como encargado en la finca Carboneras Altas de la localidad de Torrecampo, en el norte de la provincia, pisó con las ruedas de su moto un panal de avispas y, de repente, quedó atrapado en una nube mortal de insectos que se abalanzaron sobre él.
Echó a correr para librarse de las avispas, que seguían clavándole sus aguijones y consiguió llegar a la caseta de la finca donde estaban sus compañeros.
Eran las 10 de la mañana cuando los otros operarios de la finca lo trasladaron al consultorio médico de Torrecampo. Cuando llegaron al centro de salud, a las diez y media de la mañana, ya era demasiado tarde: Fermín había muerto en el trayecto desde la finca al ambulatorio, probablemente por una reacción alérgica a los múltiples picotazos.
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