Según afirma el CNPT, en documentos de la industria tabaquera desclasificados por orden judicial (www.toabaccodocuments.org), se refleja cómo la compañía norteamericana Philip Morris contrató a la firma alemana INBIFO y creó un mecanismo de “ingeniería financiera” para asegurarse de que los trabajos de investigacion en tabaquismo involuntario desarrollados por esa empresa no se relacionasen con la propia empresa.
Algunos de los trabajos realizados por científicos de esta empresa que nunca fueron publicados, señala el CNPT, demostraban que la corriente secundaria del cigarrillo (la que sale por el extremo encendido del cigarrillo y que se difunde por los espacios cerrados) es cuatro veces más tóxica que la que inhala el fumador activo voluntariamente. Asimismo, se demostraba, agrega la entidad, que los animales de laboratorio expuestos al humo ambiental de tabaco desarrollaban en cierto tiempo cáncer de fosas nasales.
Por otro lado, el CNPT asegura que en 2002 la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer declaró que el tabaquismo involuntario es carcinogénico en seres humanos. De hecho, el humo de tabaco forma parte del Grupo 1 de carcinógenos ambientales como el amianto, en los que no hay un umbral seguro de exposición, lo que significa que cualquier cantidad es peligrosa.
Por todo ello, el comité considera que la industria tabaquera ha actuado desde hace décadas en contra de la salud pública ocultando información y enriqueciéndose a costa de la salud y de la ignorancia de los ciudadanos. En consecuencia, el CNPT expresó su apoyo al anteproyecto de Ley de Prevención del tabaquismo del Gobierno Español al considerarlo como “un salto cualitativo de gran importancia en la lucha contra el tabaquismo en España”.
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