El 14 de agosto de 2004, se cumple un año del accidente ocurrido en la refinería de Repsol-YPF en Puertollano (Ciudad Real), suceso que costó la vida a nueve trabajadores de empresas subcontratas y auxiliares, mantuvo entre la vida y la muerte durante varios meses a un décimo y provocó heridas de diversa consideración a otras 16 personas.
Con motivo de este aniversario, el Ayuntamiento descubrirá mañana, a las 11 horas, en el céntrico Paseo de San Gregorio, una placa con el lema Los ciudadanos de Puertollano en memoria de los que han dado su vida trabajando, que quiere ser también un homenaje para las víctimas de otros accidentes en la localidad.
Los fallecidos en el suceso fueron José Artigas Pérez; Mariano Lino Bragado, de 44 años, de Gijón; Roberto Fernández Murillo, 23 años, de Puertollano; Gil Remigio Ruiz Quilón, de 53 años, de Abenójar (Ciudad Real); Luis Paredes Durán, 20 años, de Puertollano; Jesús Ángel Cervantes Blanco, de 41 años, de Cartagena; Juan Carlos Buenestado González, de 38 años, de Puertollano; Juan de Dios García Peña, 58 años, de Cádiz y Tomás Muñoz Úbeda, de 46 años, de Puertollano.
El herido más grave, Juan Carlos Paz Soriano, de 40 años y natural de Almodóvar del Campo (Ciudad Real), finalmente, salvaba la vida tras permanecer varios meses en un centro sanitario madrileño, la mayor parte del tiempo en coma.
El siniestro se inició sobre las 8.15 horas del día 14 de agosto de 2003 en un tanque de gasolina de la Unidad 100 de refinería, que acabó afectando otros seis tanques más, que, su conjunto, almacenaban unos 8.600 metros cúbicos de gasolina destilada. Una gran explosión despertó ese día a la ciudad de Puertollano, cuyos vecinos pudieron ver cómo una gran nube de fuego y humo surgía de las instalaciones petroquímicas.
Durante las más de 48 horas que se tardó en sofocar el incendio, la principal preocupación, en un principio, fue la de que el mismo no llegara a las cercanas esferas de butano y propano. Luego, la misma tarde del jueves, sobre las 20.30 horas, el colapso de uno de los tanques provocaba una nueva nube de fuego, que reaviva el peligro. Asimismo, otro momento de tensión sucedió el día 15 horas, a las 7 horas, cuando se descubrió una fisura en la cubeta donde estaban instalados los tanques de gasolina.
El accidente provocó la inmediata constitución de un Comité de Crisis, que puso en marcha un importante despliegue de medidas y de medios. Así, inmediatamente, se activó el Plan de Emergencia Interior, planteándose, en algún momento, la activación del Plan de Emergencia Exterior, que contemplaba la evacuación de la población.
Durante los dos días que tardó en apagarse el incendio actuaron los efectivos del propio Complejo Petroquímico, de Emergencia Ciudad Real, especialistas provenientes de las refinerías de Bilbao, Cartagena, La Coruña y Tarragona, efectivos de la Policía Local, Nacional, Cruz Roja, Protección Civil y bomberos de Madrid y Murcia, además de especialistas de la empresa británica William Fire.
A lo largo de la jornada del 14 de agosto de 2003 acudieron a Puertollano y permanecieron durante toda la noche siguiente el entonces ministro de Trabajo, Eduardo Zaplana, el que era presidente regional, José Bono, el ex vicepresidente y hoy presidente de Castilla La Mancha, José María Barreda, y el presidente de Repsol-YPF, Alfonso Cortina.
Una vez pasado el peligro, la cuestión derivó en un conflicto que enfrentó a los trabajadores de las empresas de contratas, unidos en torno a una plataforma independiente, y los sindicatos oficiales. El momento de mayor tensión se vivió el día 18 por la tarde, caundo los líderes de UGT, Cándido Méndez, y, especialmente, el de CC.OO., José María Fidalgo, fueron agredidos al final de la manifestación concovada en memoria de los fallecidos.
Las medidas de seguridad en la refinería y la respuesta dada al incendio fueron cuestione que hincharon una bola que obligó a mediar al Ayuntamiento de Puertollano y a la Consejería de Industria, reuniones que dieron lugar, respectivamente, a la creación de una Mesa por el Diálogo, que puso fin a una huelga convocada por los trabajadores de subcontratas, y a un Comité de Seguridad y Salud Laboral.
Recientemente, la empresa y los representantes sindicales llegaban a un acuerdo para aumentar las medidas de seguridad en el interior del complejo petroquímico y para modificar el Plan de Emergencia Interior.
El suceso, por otro lado, abría dos vías de investigación, la laboral y la penal. En la primera, en la Comisión de Investigación creada en la propia empresa, Repsol-YPF concluía que el siniestro se produjo por un fallo humano, mientras que los sindicatos lo achacaban a fallos técnicos, organizativos y de diseño de la planta.
Por su parte, la investigación de la Consejería de Industria descubría graves infracciones de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, la Ley de Industria y el Reglamento de Instalaciones Petroquímicas. En base a este informe, la Inspección de Trabajo, dependiente del Ministerio de Trabajo, proponía, a principios de este año, dos sanciones por faltas muy graves, con lo que conllevaría una multa cercana a los 1,2 millones de euros.
El Gobierno regional, responsable de aplicar la sanción, anunciaba, en todo caso, que la cuantía de la misma no se decidiría hasta que no concluyese la investigación por la vía penal seguida por un Juzgado de Puertollano y que no ha concluido aún.
Por su parte, Repsol-YPF, según informaciones publicadas en su momento, habría llegado a acuerdos con la mayoría de las familias de las víctimas, a las que indemnizaría con una cantidad conjunta que superaría los 2 millones de euros.
En todo caso, la empresa no ha ofrecido información oficial sobre este tema. Pese que ninguna familia de las nueve víctimas está ya personada en la causa, tras el pacto con Repsol-YPF, algunas fuentes apuntan a que el mismo no se ha podido cerrar con todas las familias por no haber sido localizada alguna de ellas.
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