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Un total de 5.000 días sin accidentes laborales en una de las explotaciones de yeso más grande del mundo -y primera en Europa- ubicada en Sorbas (Almería) es el récord que celebra esta semana y que achaca a sus ambiciosas y efectivas políticas en materia de seguridad laboral.

La cantera comenzó a explotarse en 1972 (aunque pasó a manos de la multinacional francesa en 1991) y cada año salen de ella una media de tres millones de toneladas de yeso.

Para llegar en coche a la explotación, que cuenta con más de un centenar de trabajadores directos e indirectos, hay que pasar antes por la zona de acceso, -perfectamente señalizada-. Al aparcar, la primera indicación del personal: que le dé la vuelta y deje el coche estacionado en posición de salida “por cuestiones de seguridad”.

Cuando minutos más tarde el director regional industrial, relata que son conocidos en diversas mutuas como “los talibanes de la seguridad” no resulta extraño: la seguridad es un asunto constante, casi una obsesión que va “más allá de las normas administrativas” que, a diferencia de otras empresas, en ésta sólo son “el punto de partida” en sus actuaciones.

Los 5.000 días o más de trece años y medio sin contabilizar accidentes entre sus trabajadores no han sido fruto del azar o la buena suerte porque, como subraya el director industrial, “la suerte es el resultado del trabajo diario” y según la filosofía de la empresa “la actividad económica no puede ser sostenible desde el punto de vista social si hay accidentes”.

Llegar hasta esa cifra es “un viaje que empieza corrigiendo las cosas más básicas en el trabajo”, porque el más mínimo tropiezo es algo que los trabajadores de los Yesares llevan controlado y registran en documentos como “el check list”, un parte que rellenan cada vez que acceden a alguna máquina en el que comunican cualquier anomalía técnica.

A través de una campaña puesta en marcha en 1997 han conseguido que el mensaje “vaya calando hasta llegar a un cambio cultural en los trabajadores y que se sientan responsables de su propia seguridad y la de sus compañeros”.

A.J.R., que comenzó a trabajar en la empresa en 1992, no recuerda con exactitud el año en el que murió el último trabajador en la cantera, (sabe que fue previamente a su llegada), pero F.R., quien trabaja como palista en la misma desde 1982, nos sitúa en los años ochenta como aquellas fatídicas fechas en las que dos de sus compañeros fallecieron y se producían accidentes con frecuencia.

“Todo ha cambiado mucho aquí dentro en los últimos años, llegó un momento en el que desde la propia empresa empezaron a meternos más caña” explica y reflexiona sobre el carácter del lugar de trabajo que, “por las condiciones y maquinaria con la que se opera, si ocurre un accidente hay un alto riesgo de que tenga consecuencias fatales”.

“Comenzaron a inculcarnos la idea de que la seguridad es más importante que la producción y cualquier mínimo detalle que vemos tenemos que comunicarlo para que se corrija”, explica y responde que los accidentes de aquellos compañeros no se habrían producido hoy con esta nueva política de seguridad.

Otro antiguo trabajador es J.D.R.G., quien trabajó durante un año y medio y tiene experiencia en empresas de construcción y explica que hoy las normas de seguridad “están muy claras pero no todos los trabajadores están completamente concienciados, yo he visto no hace tanto a gente trabajando a veinte metros de altura y sin arnés”, se lamenta.

“A veces los propios trabajadores no son conscientes de su seguridad y en cuanto el técnico se da la vuelta ellos mismos se ponen en peligro con malas prácticas, algo que nunca he visto en los Yesares porque cada operario allí es consciente y responsable de su bienestar”.

Anualmente se extraen en torno a los tres millones de toneladas de yeso, que se trata en la cantera y se transporta hasta el puerto de Garrucha, donde será enviado a destinos como Estados Unidos -su comprador principal-, la costa oeste africana o Escandinavia, en los más de cien barcos de hasta 70.000 toneladas que anualmente recorren estas rutas.

Algunos de los trabajos que llevan a cabo los operarios en la cantera son la conducción de camiones, hay palistas y molineros que trabajan a diario con maquinaria peligrosa pero J. B. explica que desde que comenzaron a implantar estas medidas han logrado “que la inmensa mayoría de las plantas estén por encima de los 3.500 días sin accidentes”.

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eldiariomontanes.es

Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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