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Los cajeros automáticos y las cafeterías podrían estar entre los mejores lugares para colocar desfibriladores, según un nuevo estudio. Los desfibriladores externos automáticos (DEA) son dispositivos que puede utilizar una persona sin conocimientos médicos para reiniciar el corazón de alguien que ha sufrido un paro cardíaco. Pero para hacerlo, tienen que estar fácilmente accesibles.

El nuevo estudio intentó ubicar los DEA donde pudieran potencialmente salvar la mayor cantidad de vidas. Los investigadores canadienses se concentraron en Toronto, y encontraron que muchas de las emergencias por paros cardíacos de la ciudad pasaban cerca de cafeterías de cadenas como Starbucks, y cajeros automáticos conectados con grandes bancos. De hecho, esos negocios conformaron ocho de los 10 puntos álgidos.

Aunque el estudio solo se realizó en Toronto, el investigador líder, Timothy Chan, cree que los hallazgos probablemente se extiendan a otras ciudades. Tanto los cajeros automáticos como las cafeterías son ubicuos, dijo Chan, director del Centro de Ingeniería de la Atención de la Salud de la Universidad de Toronto. También presentan algunas otras ventajas, anotó.

Las cafeterías por lo general tienen un horario extendido, mientras que los cajeros automáticos con frecuencia son accesibles las 24 horas del día, lo que significa que es probable que se pudiera alcanzar un DEA en caso de necesidad. Además, los residentes locales por lo general saben dónde está el cajero automático o el Starbucks más cercano. “Si las personas supieran en general que los cajeros automáticos y las cafeterías de cadenas tienen DEA, podrían ser capaces de responder con mayor rapidez cuando alguien tiene un paro cardíaco”, dijo Chan.

El paro cardíaco sucede cuando el corazón de repente deja de latir del todo. Una causa común es la fibrilación ventricular, en que la cámara de bombeo principal del corazón comienza a temblar de forma caótica. No es lo mismo que un paro cardíaco, en que el flujo sanguíneo a una parte del músculo cardíaco se bloquea debido a la obstrucción de un vaso sanguíneo. El Dr. Benjamin Abella es director del Centro de Ciencias de la Reanimación de la Universidad de Pensilvania, y vocal de la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association).

Actualmente, dijo Abella, los DEA con frecuencia están disponibles en lugares donde se reúnen grandes multitudes, como los centros de transporte y los estadios deportivos. Algunas empresas privadas también los compran, para poder responder a un paro cardíaco in situ. Pero Abella planteó que sigue habiendo una necesidad de formas “creativas” de hacer que los DEA estén más accesibles para el público. “Son dispositivos que de verdad salvan vidas”, afirmó. “Pero para hacerlo, tienen que estar fácilmente accesibles y claramente señalizados”. Abella dijo que los nuevos hallazgos “muestran que se puede averiguar cómo ubicar racionalmente los DEA para el mayor beneficio de la salud pública”.

El equipo de Chan comenzó por identificar todos los casos de paro cardíaco que ocurrieron en áreas públicas en Toronto entre 2007 y 2015. Hubo 2,600 en total. Luego, los investigadores identificaron a todas las empresas con 20 o más locales en la ciudad. Entonces, calcularon la cantidad de paros cardíacos que ocurrieron en un perímetro de 100 metros (unos 328 pies) de cada ubicación durante el horario laboral. La popular cadena de cafeterías Tim Hortons encabezó la lista, encontraron los investigadores. Hubiera “cubierto” 286 paros cardíacos durante el periodo del estudio. Dos otras cadenas de cafeterías (Starbucks y Second Cup), junto con los cajeros automáticos de cinco grandes bancos, conformaron los diez lugares principales restantes.

¿Cómo se traducen estos hallazgos en acciones en el mundo real? Una forma es a través de asociaciones entre el sector público y el privado, dijo Chan. Trabajar con grandes empresas nacionales, en particular, ofrece ciertas ventajas, anotó su equipo. Podrían contar con los recursos para iniciar un programa nacional que no solo haga que los DEA estén disponibles, sino que aumente la concienciación sobre los dispositivos. Según Chan, ese es otro punto crítico. “La realidad es que muchas personas ni siquiera saben qué es un paro cardíaco o qué son los DEA”, señaló. Abella se mostró de acuerdo. “La concienciación pública sobre la RCP y los DEA ha sido una batalla dura”, dijo. Sin una acción inmediata, el paro cardíaco es letal en cuestión de minutos. Los transeúntes pueden utilizar las compresiones de pecho de la RCP para ayudar a mantener la sangre de la víctima en circulación hasta que llegue ayuda, pero la RCP no puede “reiniciar” el corazón. Si el paro cardíaco es provocado por la fibrilación ventricular, un DEA lo detecta automáticamente y administra un “choque” para restaurar un ritmo cardíaco normal. “Los DEA están específicamente diseñados para que lo utilicen personas sin conocimientos médicos no entrenadas”, dijo Abella. “No se activan a menos que no sea lo adecuado”. Según la asociación del corazón, más de 350,000 estadounidenses sufren paros cardíacos fuera del hospital cada año. En 2016, solo un 12 por ciento de esas personas sobrevivieron. Pero según Abella, se trata de una mejora respecto a las tasas históricas. En los años recientes, la supervivencia al paro cardíaco ha ido aumentando lentamente. “Por fin comenzamos a ver algunos avances”, dijo Abella. Añadió que una mejor ubicación de los DEA podría ayudar a que esa tendencia continúe.

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Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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