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Hasta el mes de agosto, el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) ha desembolsado 11,5 millones de euros -procedentes de los impuestos que pagan los contribuyentes- para hacer frente al pago de las bajas por enfermedad de trabajadores burgaleses: un 1,2 millones al mes para atender a cerca de 1.500 afiliados que sufren alguna incapacidad temporal. Pero estos datos son parciales. El INSS gestiona las bajas de tan solo 50.000 asalariados de la provincia. Las del resto, más de 100.000, lo hacen las mutuas. De seguir el mismo patrón, cabría deducir que el sistema de Seguridad Social en Burgos gasta en torno a los 3,6 millones de euros mensuales para pagar a cerca de 5.000 empleados enfermos o víctimas de algún accidente de trabajo.

Según datos del INSS, el importe desembolsado para realizar estos pagos asciende a 25,59 euros al mes por afiliado a la Seguridad Social. Este índice es algo superior al promedio de Castilla y León -25,13 euros por trabajador-. León, por su parte, es la provincia que más gasta en bajas por enfermedad (32,3 euros por afiliado), debido, según explica Luciano Galindo, director provincial del INSS, a las enfermedades propias del sector minero.

Tras León se sitúa Palencia, con 30,2 euros por trabajador, debido también a los estragos de la minería. La provincia con menos gasto por afiliado es la de Zamora, con 16,10 euros por afiliado. En Segovia asciende hasta 16,16. En Ávila, 18 euros; en Soria, 20,42; en Salamanca, 24,60 y en Valladolid, 24,64.

El índice en Burgos es más alto como consecuencia también de que los salarios son más elevados, según explica el propio Galindo. «La base sobre la que se calcula el importe que ha de recibir cada trabajador en convalecencia es mucho más alta que en cualquier provincia de la región y eso hace que el promedio sea superior», afirma Galindo.

El INSS, antes de empezar del año, establece un objetivo para cada territorio. Así, para Castilla y León fijó en 2006 un promedio de 22,69 euros por afiliado que no se va a cumplir. «Cada año nos vamos acercando más; en los últimos ejercicios hemos logrado contener el índice porque ha habido años en que se ha disparado», explica el director del INSS. Y es que el control y seguimiento sobre algunas de las contingencias comunes es cada vez más difícil. «Una pierna rota, una gripe o enfermedad similar tienen un diagnóstico sencillo y un tiempo de recuperación establecido; pero las depresiones y demás problemas psiquiátricos ya son otro cantar», explica Galindo. En muchos casos, en su opinión, la baja está totalmente justificada, «pero en otros no y no resulta «nada sencillo demostrar que una persona está sana y por tanto puede trabajar». El sistema funciona, «pero si en algún momento las cotizaciones no son suficientes para hacer frente a los pagos, tendrá que subir la carga para todos los afiliados».

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Diario de Burgos

Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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