Un 25 de julio a las 16.00 en las obras del Plan Renfe, con 50 grados al sol y pocos menos a la sombra, no hay reglas de prevención de riesgos laborales que valgan. El calor es tan intenso que “sólo puedes quitarte la camiseta y beber constantemente agua” afirma Manuel Sales, un obrero de la construcción que trabaja en las cercanías de la Estación de Autobuses. “Muchos días, cuando llegas por la mañana la pared sigue caliente y, para las 10.00, la temperatura es insoportable”, explica Sales. De todos modos, albañiles como Pedro Ventura, amigo de Manuel, aseguran que “preferimos trabajar en verano antes que en el invierno, ya que el frío y la lluvia son un compañero muy incómodo”.
Para evitar la exposición a los peligros que conlleva trabajar a tan altas temperaturas, los sindicatos CCOO y UGT han recordado que la jornada de verano en la construcción es continua y se extiende entre las 07.00 y las 14.00. Este horario es obligatorio entre el 28 de junio y el 27 de agosto, fecha en la que se podrá retornar al horario de jornada partida.
Pero trabajar sólo por la mañana trae muchas ventajas para quienes atraviesan el infierno de trabajar en verano en la capital. “La mayoría somos de fuera, de los pueblos, y, aunque nos tenemos que levantar a las cinco de la mañana, nos compensa, porque luego tenemos toda la tarde libre”, afirma Manuel Sales. Mientras, Pedro Ventura asegura que “librar por la tarde nos proporciona un fin de semana de casi tres días: el viernes a las 15.00 estamos en casa hasta el lunes”.
Los peores trabajos en verano son los de interior, en lugares con poca ventilación, y los enlucidos o el levantado de paredes, según los albañiles, pues están obligados a horas y horas “con el sol en la espalda”. Los responsables de construcción de las dos principales centrales sindicales aseguraron que han entrado en contacto con la Inspección de Trabajo para que se mantenga el horario acordado y recordaron el caso de un trabajador de la construcción que murió de un golpe de calor en una obra hace dos años.
Las dos centrales sindicales recordaron que el año pasado se registraron unas 150 denuncias en Córdoba relativas al incumplimiento de la jornada laboral del verano, una medida que afecta también al sector de la madera, en el que se exige que los locales estén a temperaturas comprendidas entre 17 y 25 grados.
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