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El medio físico en el que se desarrolla la actividad agraria y las condiciones climatológicas siguen siendo aún hoy factores determinantes de algunos de los tipos de accidentes frecuentes en el sector agrario (caídas, insolaciones, rayos…) Sin embargo, son los avances tecnológicos (mecanización, electrificación, productos químicos…) los que han traído consigo la aparición de nuevos riesgos profesionales además de los ya existentes. Pese a ello, COAG-Jaén asegura que la puesta en marcha de prácticas formativas adecuadas para el sector en materia de prevención de riesgos laborales se encuentra con muchos obstáculos, uno de ellos es la falta de normativa específica en esta materia, unida a la disparidad y escaso desarrollo de la existente, lo que genera importantes problemas en su aplicación y obliga a realizar constantes esfuerzos de interpretación.

La actual normativa sobre riesgos está elaborada sobre una óptica claramente industrial y de servicios pero tiene evidentemente repercusiones en el sector agrario. Las peculiares características del modo de producción familiar agrario hace que los agricultores posean un status especial, y por otra parte la pequeña explotación familiar agraria impone unas formas determinadas de organización del trabajo que la diferencian de los modelos productivos pseudo – industriales mayoritarios. Existe pues una gran indefinición en cuanto a los aspectos que la norma cubre en el sector agrario, lo cual añade mayor complejidad al diseño formativo.

¿Por qué esta actividad es una de las más arriesgadas?

• Por la multiplicidad de riesgos: La gran cantidad y variedad de trabajos que se realizan en este sector productivo. El trabajador del campo desarrolla generalmente múltiples tareas (conducción de tractores; manejo de maquinaria agrícola; uso de plaguicidas y otros productos químicos; reparaciones en taller; manipulación y almacenaje de cargas…)

• Por las duras condiciones en que se realizan. Falta de horarios, factores ambientales adversos, dureza y exigencia física.

• Por la falta de conocimientos sobre los riesgos que implican determinadas máquinas, sustancias o modos de realizar ciertos trabajos.

• Por el medio físico en el que se desarrolla la actividad agraria y las condiciones climatológicas siguen siendo, aún hoy, factores determinantes de accidentes frecuentes (caídas, insolaciones, rayos…).

• Por la manipulación de sustancias químicas peligrosas como plaguicidas o fertilizantes, imprescindibles para eliminación de agentes nocivos y la obtención de cosechas rentables.

• Por el manejo de vehículos y maquinaria agraria sin las debidas precauciones, siendo el elemento de mayor peligrosidad.

• Por las lesiones producidas por la manipulación incorrecta de cargas pesadas, movimientos repetitivos o posturas forzadas de manera prolongada, todos ellos habituales en los trabajos de campo.

• Por la exposición durante años a las inclemencias del clima y en especial a los efectos nocivos que la radiación solar puede provocar en la piel o en la vista.

• Por las enfermedades de tipo psico-social, como el estrés o la depresión, que pueden ser provocados por un constante e interrumpido control de animales o máquinas o por una situación económica difícil, por el cuidado permanente del ganado o por la incertidumbre que genera las políticas agrarias comunitarias.

Cuando se trabaja con un equipo agrícola, la prevención depende de:

• Conocer los riesgos
• Conservar en su lugar y bien mantenidos todos los protectores y defensas.
• Prestar atención a las advertencias explicadas en las distintas calcomanías pegadas en el equipo.
• Siempre apagar el motor para desconectar la energía, póngase la llave en el bolsillo y espere hasta que se hayan detenido todas las piezas en movimiento antes de empezar cualquier trabajo en la máquina.

Los accidentes más típicos con maquinaria agrícola son debidos a:

• Manipulación de las distintas partes de la máquina con objeto de limpiarla, cuando todavía está en movimiento. En determinadas circunstancias este tipo de accidentes podría evitarse.
• Problemas causados por la ausencia o el deterioro de la protección de la toma de fuerza.
• Accidentes debidos a atropellos. Generalmente las víctimas más habituales son personas avanzada y con tractores viejos.
• Falta de tiempo, especialmente en los casos de agricultores a tiempo parcial, en los que las de reparación y mantenimiento no son todo lo eficaces que debieran ser, y las soluciones temporales se convierten en permanentes en muchos casos.
• Las situaciones de estrés disminuyen notablemente la capacidad de reacción y el grado de concentración en la labor realizada.
• Falta de información sobre la correcta utilización y los peligros inherentes a la máquinaria
• La confianza excesiva junto con el menosprecio del peligro multiplican el riesgo de accidentes.

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Agrodigital

Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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