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Dos de cada diez denuncias por acoso o violencia en las empresas navarras terminan con el trabajador despedido. Y solo el año pasado el Servicio de Salud Laboral del Gobierno de Navarra contabilizó 211 casos de violencia, un número muy similar a los de 2016 y que parece marcar una leve tendencia a la baja en una curva que refleja un problema silencioso muchas veces en el ámbito laboral, pero que estalla en la consulta del médico de Atención Primaria.

“Por ello es especialmente importante que el personal que investiga estas denuncias extreme las precauciones para mantener la confidencialidad”, explicó Iñaki Moreno, jefe del Servicio de Salud Laboral, durante la presentación de los protocolos de atención a la violencia interna en las empresas y en las administraciones públicas. “La denuncia es lo mejor en estos casos”, animó Fernando Domínguez, consejero de Salud, que estuvo acompañado también por María José Pérez Jarauta, directora gerente del Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra. “Se trata -dijo esta última- de hacer visible lo invisible”.

 “Estamos hablando -explicó Fernando Domínguez- de trastornos mentales comunes, como la ansiedad y la depresión, pero también patologías cardiovasculares, las lesiones musculoesqueléticas, los accidentes y el aumento de las conductas no saludables o el incremento del absentismo laboral”. Resulta sin embargo complicado comparar la situación de Navarra con otras comunidades y con otros países, donde apenas se realizan estudios similares. “Solo en Reino Unido se realizaba uno y los datos multiplicaban por cinco lo que teníamos en Navarra”, dijo Iñaki Moreno.

Los casos afectan principalmente a mujeres, que tienen dos veces más riesgo de tener daños derivados de este tipo de exposiciones. Con datos de los casos ya cerrados de años anteriores, se observa que por actividad económica, estos problemas se dan fundamentalmente en hostelería y en la restauración, administración pública y otros servicios (organizaciones sindicales, profesionales, políticas, ONG), frente a sectores como construcción, industria o agricultura, que tienen niveles mucho más bajos. “Cuanto menor es el estrato en el rango ocupacional, el riesgo es mayor, frente a los grupos directivos o profesionales de más alto estatus”, explican desde el Gobierno de Navarra. El 70% de estos casos se asocia a riesgos psicosociales laborales de naturaleza relacional.

“La salud laboral es una prioridad clave del departamento de Salud en el plan de acción 2015-2019, cuyo primer objetivo es asegurar la protección, la prevención y promoción de la salud”, dijo Domínguez quien explicó que “en las encuestas de condiciones de trabajo y salud laboral, los riesgos psicosociales se consolidan como uno de los riesgos emergentes y que además reclaman una actuación prioritaria”. “Se ha producido un gran avance de los estudios de evaluación de estos riesgos y sobre su relación con los daños que producen, sin embargo estos avances no se han acompañado de su aplicación en las empresas”, indicó.

A este respecto, Domínguez comentó que “en un estudio reciente se pone de manifiesto que solo el 22,5% de las empresas han evaluado estos riesgos y solo en la mitad de ellas se ha ejecutado alguna medida correctora, comparando con el resto de riesgos que se han evaluado en el 68% de las empresas y ejecutado medidas correctoras en el 80%”. Asimismo, el consejero señaló que “tampoco existen suficientes herramientas de apoyo para su identificación y corrección, ni existen protocolos de prevención, atención a víctimas”.

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noticiasdenavarra.com

Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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