Cada año, en Europa, unas 95.500 muertes por cáncer podrían estar relacionadas con el trabajo, según la Agencia Europea de Salud y Seguridad en el Trabajo (EU-OSHA). Esta organización ha reunido en Berlín a distintos expertos para debatir nuevos enfoques en la investigación y la intervención para la lucha contra el cáncer relacionado con el trabajo. En este artículo presentamos un resumen de las recomendaciones más importantes.

La Agencia Europea de Salud y Seguridad en el Trabajo (EU-OSHA) maneja otros datos también alarmantes: al menos 32 millones de personas en la Unión Europea están expuestos a agentes cancerígenos en sus puestos de trabajo. Si las 95.000 muertes por cáncer laboral se reconocieran, el cáncer sería la primera causa de mortalidad profesional en Europa.

La Agencia Europea tiene como una de sus tareas la identificación de los riesgos emergentes para la salud de los y las trabajadoras. En esta línea, este organismo ha señalado recientemente los siguientes agentes cancerígenos entre los problemas de salud laboral emergentes: amianto, polvo de sílice, polvo de serrín, disolventes orgánicos, contaminantes orgánicos persistentes, aminos aromáticos, biocidas, materias colorantes azoicas y la exposición combinada a varios agentes cancerígenos.

En la reunión de expertos celebrada en Berlín, la novedad que debe ponerse de relieve es que se ha subrayado la necesidad de abordar las realidades sociales que contribuyen al cáncer, y que esta perspectiva es necesaria tanto para valorar la eficiencia de la protección del conjunto de los trabajadores como para identificar colectivos vulnerables y desprotegidos. Cambios en el mundo del trabajo Tanto en la investigación como en las intervenciones se debe tener en cuenta la expansión creciente de los llamados nuevos modos de organización del trabajo. Se ha mencionado el aumento de la subcontratación, el trabajo temporal, empleos múltiples, el trabajo en las instalaciones del cliente, el trabajo cada vez más estático, el incremento del peso del sector servicios en detrimento de la industria, el aumento del empleo femenino en ocupaciones con exposiciones, la creciente importancia de los tiempos de trabajo atípicos, como el trabajo nocturno y a turnos, las exposiciones múltiples y la exposición a mezclas complejas en profesiones como la pintura, etc. Es importante que un factor de la organización del trabajo tal como el trabajo nocturno y a turnos, que está aumentando, haya sido señalado como factor de riesgo para el cáncer.

Ante esta situación, la reunión de expertos recomienda promover nuevas formas de investigación que pongan de manifiesto estas realidades, para así señalar la necesidad de nuevas respuestas públicas. Es necesario crear conciencia y proporcionar los datos y pruebas sobre los riesgos emergentes, así como compartir experiencias sobre buenas prácticas en las soluciones y políticas. Se planteó, en concreto, que es necesario poner en valor las investigaciones que buscan estimar la verdadera carga de la enfermedad profesional y mostrar la relación entre ocupaciones y exposiciones, y que van más allá de las estadísticas oficiales; por ejemplo, estimaciones tipo CAREX y las diferentes matrices de exposición laboral. Se señaló que resultan muy útiles y por tanto merecen un amplio apoyo institucional. Cancer socialmente discriminatorio La reunión de expertos concluye que existe una creciente necesidad de identificar grupos vulnerables y “ocultos” cuya exposición ocupacional a los riesgos de cáncer y procesos cancerígenos está subrepresentada en los datos de exposición y en las estrategias de intervención. Se ha introducido el concepto de “cánceres socialmente discriminatorios”. Los grupos que padecen dichos cánceres serían los inmigrantes, los trabajadores a tiempo parcial y los que trabajan como personal subcontratado. Las mujeres y los trabajadores jóvenes, por lo general en ocupaciones de servicio donde la conciencia de los riesgos químicos es baja, también pueden estar en esta situación. Estos grupos “ocultos” suelen estar expuestos a múltiples sustancias cancerígenas, y por el contexto socioeconómico presentan mayor riesgo de desarrollar cáncer.

Se necesita una visión más amplia de las causas del cáncer relacionado con el trabajo. Las conclusiones señalan que los factores de estilo de vida como la obesidad, el tabaquismo, el consumo de alcohol, etc., no son solo personales, sino que también pueden estar determinados por condiciones de vida y de trabajo como la inseguridad económica, el acceso a una alimentación y a instalaciones sanas, acceso fácil a bebidas alcohólicas en el trabajo y la manera en que se organiza el trabajo.

El acceso abierto a los datos sobre sustancias y exposiciones es crucial para todos los actores, ya sea para la política, la investigación, las inspecciones o la prevención en los lugares de trabajo. Se necesita un acceso más amplio a las bases de datos de exposición y sustancias, y a los datos generados bajo REACH, así como datos sobre problemas de salud. Se debe promover la cooperación a nivel comunitario y nacional, y en todos los sectores industriales entre los distintos organismos y arriba y abajo de la cadena de suministro. Además, se señala que hay una serie de productos carcinógenos químicos y no químicos que no se incluyen en el Reglamento REACH: los subproductos, es decir, las sustancias no fabricadas a pro – pósito, sino que se forman de manera no intencionada durante el proceso de trabajo.

Se concluye que existe un marco legislativo sólido en Europa, pero que su aplicación y cumplimiento es esencial para la prevención eficaz del cáncer en el lugar de trabajo. Hay pruebas de que la sensibilización a nivel de empresa es generalmente baja, pero también que las empresas mejoran sus políticas tras una visita de la Inspección de Trabajo o cuando reciben apoyo de expertos, o cuando los trabajadores demandan información y eliminación de cancerígenos. Las empresas que preparan su documento de evaluación del riesgo cumpliendo con la seguridad y salud en el trabajo tienen más éxito en el logro de sustitución de las sustancias peligrosas que las que descuidan sus deberes. Las experiencias de grandes proyectos de sustitución podrían ayudar a vislumbrar acciones futuras. Se concluyó que herramientas como el portal de Internet SUBSPORT , creado por un grupo de instituciones, entre las que se encuentra ISTAS, constituyen un apoyo práctico para las empresas. Y se considera también que para los casos en que la sustitución no es aplicable, se han de crear herramientas para compartir las soluciones prácticas que reduzcan las exposiciones al mínimo. Hay una necesidad general de mejorar la comunicación entre todos los actores y de compartir las buenas prácticas sobre sensibilización, intervenciones y políticas. A la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo se le pidió que mantenga el impulso de esa cooperación necesaria y que aborde temas como la recopilación de datos y la vigilancia, la identificación de los trabajadores vulnerables y soluciones prácticas como parte de su labor actual y futura.

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Claudia Narocki

Fuente Revista Por Experiencia

Este contenido ha sido publicado en la sección Artículos Técnicos de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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