“La prevención en la empresa del siglo XXI: un factor clave de competitividad” fue el lema del ORP 2014, celebrado el pasado mes de mayo en Zaragoza.  El acento en la competitividad demuestra la preocupación de los profesionales del sector por hacer una prevención de calidad, atractiva y sostenible, capaz de obtener mejores resultados corporativos.

Muchos empresarios y actores involucrados en la gestión preventiva, ven ésta como un despilfarro y un freno a la productividad. Sin embargo, esta visión retrógrada y cortoplacista, choca con los resultados que están obteniendo aquellas empresas que apuestan firmemente por el desarrollo de estrategias preventivas integradas de forma eficiente en las organizaciones.

El desarrollo de una estrategia preventiva competitiva debe basarse en los siguientes aspectos:

1.       La miopía preventiva reduce la productividad. Una cultura preventiva permisiva con el riesgo, es el primer enemigo del prevencionista.  Actitudes poco responsables de dirigentes, empresarios o trabajadores, son el principal peligro al que nos enfrentamos los técnicos y profesionales de la prevención.  Declaraciones como la del Primer Ministro turco durante el pasado mes de mayo, en el que calificaba el accidente en una mina en la que murieron 400 personas como “algo ordinario”, o afirmar que “morir es parte del destino de este oficio”, son actos llenos de irresponsabilidad.

2.       Una mayor preocupación por los empleados se traduce en mejores resultados. Afirmar lo contrario es negar la mayor. Estudios ya realizados en el siglo XX (ver efecto Hawthorne) ponen de manifiesto que implementar medidas orientadas a mejorar las condiciones de trabajo, se traducen  en mejoras de la productividad. No en vano, sólo hay que observar el  grado de correlación existente entre el ranking de empresas en el Fortune 500 y Best Place to Work.

3.       No siempre es posible medir el ROI preventivo. O según las palabreas de Einstein, “No todo lo que puede ser contado cuenta, y no todo lo que cuenta puede ser contado”. Cada vez más, los activos intangibles de las empresas tienen un mayor porcentaje de contribución en la ventaja competitiva de las empresas.

El futuro de la prevención pasa por desarrollar capacidades para competir en flexibilidad y eficiencia ante los cambios del entorno, más que en justificaciones económicas. La prevención del siglo XXI debe ir orientada a gestionar la incertidumbre, lo que implica dotar a los empleados del conocimiento y actitudes necesarias para que sean capaces de responder ante los riesgos de forma proactiva.

Bajo el principio innegociable de “0 accidentes”, debemos mantener la visión de que es necesario implementar estrategias basadas en la integración de la seguridad y salud en los ámbitos laboral y personal. Porque la clave de la competitividad de las organizaciones pasa por tener personas motivadas, formadas, sanas y saludables.

0 0 votos
Valoración

Manuel Martín, AREASeys

Socio Consultor/COO de AREASeys. Executive MBA por el IE y Licenciado en Física. Experto en el área de operaciones y PRL, con más de 12 años de experiencia en Perfomance Improvement y gestión de Servicios de Prevención Propio.

Fuente

Este contenido ha sido publicado en la sección Artículos Técnicos de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

Manuel Martín | AREASeys

CEO de AREASeys. Executive MBA por el IE y Licenciado en Física
Suscribirme
Notificar de
guest
:arrow: 
:D 
:? 
8-) 
:cry: 
:shock: 
:evil: 
:!: 
:geek: 
:idea: 
:lol: 
:x 
:mrgreen: 
:| 
:?: 
:P 
:oops: 
:roll: 
:( 
:) 
:o 
:twisted: 
:ugeek: 
;) 
 
0 Comentarios
Inline Feedbacks
Ver todos los comentarios