En los últimos años los hospitales han pasado de diseñarse y construirse comos edificios verticales de muchas plantas, a plantearse arquitectónicamente como estructuras horizontales abiertas, que permiten un crecimiento más fácil en el caso de que sea necesario incorporar nuevas instalaciones. Esto sin duda alguna mejora notablemente las posibilidades de evacuación, pues en muchos casos esta va a ser en horizontal a un sector de incendios seguro contiguo, hasta controlar el incendio y no en vertical a las plantas inferiores.

Probablemente dentro de un hospital, la unidad con mayores dificultades para una evacuación, y de la que deriva la afirmación antes comentada sobre la inevacuabilidad de un hospital, es la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Sin embargo la razón argumentada de la dificultad en la evacuación no debe utilizarse para no planificarla, ya que pese a su dificultad y a sus posibles consecuencias, si ha sido bien planificada, puede evitarse que la catástrofe sea mayor, siendo el objetivo, el de evacuar al mayor número de personas.

No obstante y como las dificultades si hay que evacuar en su totalidad un hospital, van a ser muchas, el objetivo principal debe ser el de prevenir el incendio y en caso de que se origine evitar la propagación del mismo, y esto se puede conseguir desde el diseño y construcción inicial.

Con este artículo, se pretende dar unas pinceladas sobre lo que deben ser las medidas básicas de prevención y protección contra incendios en un hospital, así como explicar los métodos existentes para realizar una evacuación controlada de pacientes, en el caso de que estas medidas de prevención y protección no hayan sido suficientes como para evitar en un primer lugar el origen del incendio, y en segundo lugar su propagación.

Antes de entrar en materia, a continuación se comenta brevemente la legislación aplicable en materia de protección contra incendios en hospitales.

LEGISLACIÓN BÁSICA

El Real Decreto 393/2007, de 23 de marzo, por el cual se aprueba la Norma Básica de Autoprotección (NBA) obliga a  ciertas actividades a disponer de un documento técnico, asociado a la autoprotección del edificio o centro, llamado Plan de Autoprotección, que establezca el marco orgánico y funcional previsto en el edificio o centro con el objeto de prevenir y controlar los riesgos sobre las personas y los bienes y dar respuesta adecuada a las posibles situaciones de emergencia (siendo el incendio una de estas situaciones de emergencia). Además la Norma obliga al titular de estas actividades a remitir para su aprobación el Plan de Autoprotección al organismo público competente de la CCAA.

En el Anexo I de esta Norma se recogen las actividades obligadas a disponer de este Plan de Autoprotección y dentro de las actividades sanitarias se especifica: “los Establecimientos de usos sanitarios en los que se prestan cuidados médicos en régimen de hospitalización y/o tratamiento intensivo o quirúrgico, con una disponibilidad igual o superior a 200 camas; y cualquier otro establecimiento de uso sanitario que disponga de una altura de evacuación igual o superior a 28 m, o de una ocupación igual o superior a 2.000 personas”.

Este documento en un hospital, además de establecer los medios humanos y técnicos de que dispone  para hacer frente a un incendio, deberá tratar en profundidad las normas de evacuación y los métodos de traslado de pacientes debido a la particularidad del colectivo de personas presentes en el centro.  

MEDIDAS DE PREVENCIÓN Y MEDIOS CONTRA INCENDIOS 

Para definir cuales son las medidas de prevención, entendiendo por estas las que evitan el origen del incendio, vamos primero a analizar las principales causas de incendios en hospitales. Revisadas hemerotecas de diversos periódicos nacionales y regionales, se han analizado las “supuestas causas” de 20 incendios ocurridos en los últimos años en diversos hospitales españoles, así como las consecuencias que tuvieron.

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En base a este estudio podemos clasificar las causas de los incendios en Hospitales en 3 grandes grupos:

  1. Incendios provocados con o sin intencionalidad: vemos como una gran parte de los incendios tienen su origen en colchones de habitaciones, normalmente de pacientes psiquiátricos. La Ley 42/2010, de 30 de diciembre, por la que se modifica la Ley 28/2005, de 26 de diciembre, de medidas sanitarias frente al tabaquismo y reguladora de la venta, el suministro, el consumo y la publicidad de los productos del tabaco, en su disposición adicional octava “Centros o establecimientos psiquiátricos”, establece que “en los establecimientos psiquiátricos de media y larga estancia se permite fumar a los pacientes en las zonas exteriores de sus edificios al aire libre, o en una sala cerrada habilitada al efecto, que habrá de estar debida y visiblemente señalizada y contar con ventilación independiente o con otros dispositivos para la eliminación de humos”. Por lo tanto una de las principales medidas de prevención será la de controlar la no presencia de fuentes de ignición (mecheros, cerillas, cigarrillos encendidos) en las habitaciones de estos pacientes.
  2. Incendios en cocinas: vemos también como un número importante de incendios tienen su origen en las cocinas de los hospitales, principalmente en la zona de freidoras. Las medidas de prevención en este caso pasan por utilizar siempre los extractores cuando se este cocinando para evitar que la atmósfera se llene de vapores de aceite inflamables; limpiar con frecuencia aparatos y conductos de extracción para evitar que se deposite grasa (fácilmente inflamable) en ellos; no reutilizar el aceite más de 3 veces, pues adquiere propiedades inflamables; evitar introducir productos húmedos o congelados pues se libera agua en el aceite generándose salpicaduras o ignición de los vapores del aceite; y en general una buena limpieza de todos los recipientes y utensilios utilizados en la cocina para retirar salpicaduras de aceite, salsas, etc., que con el calor pueden incendiarse.
  3. Incendios originados en aparatos, instalaciones y cuadros eléctricos: el tercer grupo importante de causas de incendios es el de origen eléctrico, asociado a la simultaneidad de la existencia de material combustible (muebles, productos químicos, y otros enseres almacenados) en las proximidades. Es importante seguir unas normas básicas de prevención frente a incendios de origen eléctrico que van desde evitar la sobrecarga de enchufes, hasta las revisiones periódicas y preventivas de las instalaciones eléctricas, muchas de ellas obligatorias por normativa específica. Así mismo y en lo que se refiere a los almacenamientos, estos deben de realizarse en zonas preparadas para ello.

Como ya se ha comentado en la introducción, el objetivo principal cuando hablamos de protección contra incendios en un hospital es el de limitar el desarrollo y la extensión del posible incendio al recinto de origen, reduciendo así la posibilidad de proceder a la evacuación de los ocupantes, salvo en las zonas directamente afectadas.

Por lo tanto, las medidas de protección contra incendios se basarán en los siguientes aspectos:

  • Adecuada construcción del edificio limitando el riesgo de propagación tanto interna como externa compartimentando el mismo en sectores de incendio con una determinada resistencia al fuego.
  • Protección específica en locales y zonas de riesgo especial (talleres, cocina, lavandería, parking, locales destinados a albergar instalaciones y equipos regulados por reglamentación específica, etc.).
  • Disponer de medios de evacuación adecuados para que los ocupantes puedan abandonar el edificio o alcanzar un lugar seguro dentro del mismo en condiciones de seguridad.
  • Disponer de equipos e instalaciones adecuados para hacer posible la detección, el control y la extinción del incendio, así como la transmisión de la alarma a los ocupantes.
  • Accesibilidad para garantizar una respuesta rápida y efectiva de los bomberos y sus medios de extinción. 

PLAN DE EVACUACIÓN DE PACIENTES

Si a pesar de las medidas de prevención se origina un incendio y aún teniendo en cuenta de que la evacuación es tarea sumamente difícil, habrá situaciones en las que ineludiblemente tenga que procederse a evacuar el edificio, ya sea de forma parcial o total. En dicha evacuación se tendrá muy en cuenta la tipología y patología de los pacientes y en función de éstos, de los medios disponibles, y del lugar hacia donde se realice la evacuación, se elegirá un método de traslado u otro.

Clasificación de los Pacientes:
  • A efectos de una evacuación podemos clasificar a los pacientes según el grado de movilidad en:
  • Pacientes válidos: pueden desplazarse por sus propios medios y por lo tanto su evacuación no sería problemática.
  • Pacientes semiválidos: muestran algún tipo de dificultad para desplazarse por si solos. Van a necesitar por lo tanto ayuda parcial para su evacuación.
  • Pacientes no válidos: no pueden desplazarse por sus propios medios siendo necesaria ayuda total para su evacuación.
  • Pacientes conectados a equipos: se pueden dar dos casos, bien que puedan desconectarse de los mismos pasando a formar parte de uno de los tres grupos anteriores; bien que no puedan desconectarse, caso éste que precisará de personal cualificado, medios, tiempo e instrucciones precisas para su movilización, evacuación y posterior alojamiento. Además y dependiendo de la gravedad que presenten su evacuación total puede resultar imposible para su supervivencia, pero sino queda más remedio hay que intentarla.

Cada unidad o servicio del hospital tendrá sus particularidades que habrá que valorar de forma específica. Mención especial merecen las Unidades de Cuidados Intensivos donde será necesario que exista un plan preestablecido que incluya una clasificación o triaje de los pacientes para ordenar la prioridad de evacuación, el personal, equipamientos, instrucciones y fármacos necesarios, y los posibles lugares destino tanto dentro del hospital si es posible la evacuación horizontal, como en el exterior (incluyendo la necesidad de ambulancias de soporte vital básico y medicalizadas para su posible traslado a otros centros).

A continuación se dan de forma general unas instrucciones para el caso necesario de realizar una evacuación de pacientes.

Orden de Evacuación:

Dentro de una misma unidad o servicio el orden de evacuación será el siguiente:

  1. Los pacientes válidos y semiválidos.
  2. Los pacientes no válidos más alejados de la puerta de salida.
  3. Los pacientes no válidos más próximos a la puerta de salida.

Los pacientes válidos y semiválidos se evacuan primero porque el tiempo necesario para evacuarlos va a ser mínimo y una vez evacuados será más fácil actuar con los pacientes no válidos. De éstos evacuaremos primero a los más alejados de las puertas de salida porque conforme pasa el tiempo estaremos más cansados y el humo pudiera ser más denso, lo que nos dificultaría su evacuación.

Métodos de Traslado de Pacientes:

Está claro que la manera más rápida de trasladar a los enfermos y además la más cómoda y segura para ellos y la que requiere menor esfuerzo físico por parte del personal, es hacerlo en su propia cama, o bien en una silla de ruedas. Sin embargo, en caso de incendio difícilmente pueden trasladarse así, por varios motivos:

  • porque las camas no caben en el área adonde se trasladan los enfermos.
  • porque es necesario una evacuación vertical, además o en lugar de la horizontal.
  • porque no se puede disponer del número suficiente de sillas de ruedas de forma inmediata.

Por lo tanto, debe recurrirse a alguno de los siguientes métodos de traslado:

Métodos por levantamiento

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Son los mas rápidos y los que requieren menos esfuerzo tanto en evacuación horizontal como en vertical, especialmente el “B”; además son relativamente seguros y confortables para el paciente. El “A” es sólo aplicable para pacientes con poco peso.

a. Levantamiento por una persona.

b. Levantamiento a hombros por dos personas (modo arrastre).

c. Levantamiento por las extremidades por dos personas.

d. Levantamiento a hombros por dos personas (modo silla).

Métodos por arrastre directo

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Son especialmente adecuados cuando se actúa en presencia de gran cantidad de humo, especialmente el “F”. Tienen el inconveniente de requerir bastante esfuerzo físico y entrenamiento por parte del personal y no ser confortables para el paciente.

e. Arrastre por las muñecas por una persona.

f. Arrastre por las axilas por una persona.

g. Arrastre con manta.

  1. por una persona.
  2. por dos personas.

Métodos por arrastre indirecto

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Son bastante rápidos y los más seguros y confortables para el paciente. Como inconveniente diremos que requieren esfuerzo y entrenamiento por parte del personal.

h. Arrastre con silla por una persona.

i. Arrastre con silla por dos personas en evacuación horizontal.

j. Arrastre con silla por dos personas en evacuación  vertical.

k. Arrastre con colchoneta.

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Existen en el mercado modelos de sábanas o esterillas de evacuación que se fijan en la parte posterior del colchón y que en caso de evacuación permiten sujetar al paciente al propio colchón mediante un sistema de velcros o correas según el modelo y proceder a su evacuación arrastrando el colchón mediante un asa, incluso  por las escaleras.

  1. Fijar al paciente con los cierres.
  2. Descender la cama hasta su punto más bajo y agarrando por las asas en el extremo de los pies bajar el colchón por un lado de la cama.
  3. Trasportar al paciente con los pies hacia delante.
  4. Por escaleras circular despacio.

También se comercializan sillas para la evacuación tanto en horizontal como en vertical e incluso para subir escaleras , así como colchonetas que con un sistema de correas nos permiten sujetar al paciente y permitir tanto su arrastre horizontal como vertical por escaleras.

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Guillermo Romo Garrido

Guillermo Romo Garrido

Ingeniero Técnico Industrial Especialidad Mecánica por la Escuela Politécnica de Logroño. Universidad de la Rioja.

Técnico Superior de Prevención de Riesgos Laborales en las Especialidades de Seguridad, Higiene y Ergonomía y Psicosociología. Coordinador de Seguridad y Salud en Obras de Construcción. Diploma Universitario en Elaboración e Implantación de Planes de Autoprotección por la Universidad de Valencia.

Experiencia de 12 años como Técnico de Prevención en diversos sectores.

Fuente Revista PW Magazine 44

Este contenido ha sido publicado en la sección Artículos Técnicos de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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