A lo largo del siglo XX la Ciencia de Polímeros se ha desarrollado de tal manera que se han obtenido materiales extraordinarios, básicos para los desarrollos tecnológicos de la actualidad, pero lo que mucha gente ignora es que siempre hemos vivido en la era de los polímeros. Incluso en las denominadas Edad de Piedra, Edad de Bronce o Edad de Hierro, los polímeros estaban presentes en mayor medida que los materiales que dieron nombre a dichas épocas, puesto que los polímeros forman la base de la vida animal y vegetal.

Si no se tienen en cuenta ni los metales ni los compuestos inorgánicos, casi todo lo que queda en el mundo son polímeros: fibras, resinas, proteínas…

Los hombres primitivos ya utilizaron técnicas rudimentarias de tratamiento de polímeros para curtir las pieles de los animales y transformarlas en cuero o para modelar caparazones de tortuga mediante la aplicación de calor. También aprendieron a procesar, teñir y tejer fibras naturales como la lana, la seda, el lino o el algodón.

Los polímeros, del griego poli (mucho) y meros (partes), reciben también el nombre de macromoléculas, debido al enorme tamaño de las moléculas que los componen. Estas moléculas gigantes tienen pesos moleculares más de cien veces mayores que los de moléculas pequeñas como el agua. Los polímeros se pueden clasificar en dos grandes grupos: los naturales o biopolímeros, que como su nombre indica se encuentran en la naturaleza; y los sintéticos, fabricados por el hombre. Pero a pesar, de la gran variedad de polímeros existentes, todos tienen una estructura interna similar y se rigen por las mismas teorías.

La tecnología de los polímeros comenzó de forma empírica, debido a la falta de conocimientos científicos en la materia. Hasta que en 1828 el químico y médico alemán Friedrich Wöhler sintetizara urea a partir de compuestos inorgánicos, los polímeros más utilizados eran entre otros el algodón, el lino, la lana, la seda, el cuero, las láminas de celulosa (papel), el caucho natural, la gutapercha (utilizada para impermeabilizar prendas), la balata (sustancia similar al caucho que se obtiene del látex) y la laca. En 1839, el técnico norteamericano Charles Goodyear transformó el caucho de la hevea en caucho vulcanizado y en 1846 el químico alemán Christian Friedrich Schönbein combinó celulosa con ácido nítrico. Pero no fue hasta 1850 cuando el también químico alemán August Kekulé Von Stradonitz desarrolló las técnicas de representación de fórmulas estructurales aceptadas hoy en día, y empezó a comprenderse la química de los polímeros.

Aunque antes de 1920 la lista de polímeros sintetizados para usos de la industria era de por lo menos diez, la segunda guerra mundial quizás fue el desencadenante para el aprovechamiento a nivel masivo de estos recursos. El nylon, por ejemplo, se desarrolló a raíz de la incapacidad de traer seda del Japón y el lanzamiento en EE.UU de las primeras medias veladas confeccionadas en ese material fue un gran espectáculo. El dacrón también surgió por un motivo similar ya que remplazó a un producto que se exportaba mayoritariamente de Indonesia, lugar de difícil acceso en los años de la Guerra Mundial.

Actualmente, la industria de los polímeros sintéticos crece con mayor rapidez que cualquier otra, y este hecho se prolongará.

La importancia de los polímeros sintéticos es tan grande que sin ellos nuestra calidad de vida se reduciría a niveles alarmantes. De entre todos cabe destacar uno: El PVC: Policloruro de Vinilo. Es un plástico compuesto por : 43 % de substancias procedentes del crudo y 57 % de sal. Por lo tanto, se emplean menos materias primas y energía que para otros plásticos o para otros materiales “clásicos”. Esto lo situa en excelentes condiciones para que sea reconocido como uno de los polímeros sintéticos más respetuoso con un desarrollo sostenible, ello significa que el PVC requiere menos consumo de recursos materiales, hidricos y energéticos que otros a los que “alguien” denomina alternativos.

En la actualidad se está trabajando cada vez más en la investigación y desarrollo de campos relacionados con la ciencia o la tecnología de los polímeros, siendo innumerables los avances tecnológicos conseguidos en este sector, por lo que se ha dado por llamar a nuestro tiempo «la era de los polímeros». Siempre seguiremos proclamando que trabajar en la investigación y el desarrollo es trabajar para la Humanidad.

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AMICLOR – Organización de Usuarios y Trabajadores de la Química del Cloro

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Este contenido ha sido publicado en la sección Artículos Técnicos de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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