Recientemente, al analizar los datos de siniestralidad correspondientes al año 2008, se ha podido observar que los mismos se han reducido con respecto al año 2007 tanto en términos absolutos como en términos de Índices de Incidencia.
Una vez más, estos datos confirman la tendencia a la baja de la siniestralidad laboral en nuestro país, lo que no significa que se deba bajar la guardia en una materia de tanta relevancia, y más cuando las cifras de fallecidos, aunque ligeramente menores que las de 2007, siguen estando en unos niveles no acordes con nuestro mercado de trabajo.El total de accidentes con baja se ha reducido en un 9,8% con respecto al número de accidentes registrado en 2007, lo que no puede sino confirmar el cada vez mayor compromiso e implicación por parte de todos los agentes implicados en materia preventiva, desde las propias empresas y trabajadores hasta los poderes públicos, agentes sociales y entidades especializadas, como los Servicios de Prevención Ajenos.
La reducción de la siniestralidad laboral es sin duda una exigencia social y hay que seguir trabajando aún más, si cabe, en la transformación de los valores y actitudes de todos los sujetos implicados en la prevención de riesgos laborales, ya que las muertes en el trabajo y los accidentes laborales y enfermedades profesionales, no puedes ser tolerables en una sociedad como la nuestra.
A pesar de esta reducción, se debe seguir trabajando, entre otros aspectos, en la consolidación de una mayor cultura preventiva, con una cada vez más completa formación en esta materia, y en particular en lo relativo a la formación en edades tempranas, potenciándola tanto en la enseñanza obligatoria, incluyendo la edad infantil, como en la formación profesional reglada y enseñanza universitaria. Igualmente es fundamental que se siga avanzando en materia de integración de la prevención en la empresa, superando la concepción formalista de la prevención, y entendiendo ésta más como una inversión que como un gasto.
Se trata en definitiva de mejorar las condiciones de trabajo y de llevar a cabo una búsqueda permanente de soluciones que signifiquen la reducción constante y significativa de la siniestralidad laboral.
En este sentido, hay que destacar iniciativas como la campaña “STOP Riesgos Laborales”, dirigido a las microempresas, que suponen el 85% de las empresas de nuestro país, y en las cuales se concentra el 70% de los accidentes laborales.
Esta campaña, que se ha puesto en marcha el pasado 1 de abril a iniciativa del Ministerio de Trabajo e Inmigración, está dividida en dos fases; en la primera se pone a disposición del microempresario y las empresas de menos de 10 trabajadores un servicio telefónico y de e-mail para poder atenderle en materia preventiva, y en la segunda fase se establecerá un sistema telemático de autodiagnóstico para que sea el empresario el que, por fases y según los sectores, pueda asumir la prevención en la empresa.
Otro programa de enorme importancia, liderado por la Inspección de Trabajo y Seguridad Social y las Autoridades Laborales de las CC.AA. es el PREVEA, un programa voluntario orientado a la reducción de accidentes en empresas con alta siniestralidad laboral, y que consiste en la asunción por las empresas que se incorporen al mismo de un compromiso de llevar a cabo unos programas de actuación dirigidos a reducir su siniestralidad, lo que evitaría, siempre que se cumpliera la planificación establecida, la propuesta de sanciones por parte de la Inspección de Trabajo.
Extracto del artículo de opinión publicado en la revista Prevention World Magazine nº 25
Juan José Llona Barrenechea – Presidente de ASPREM, Asociación de Sociedades de Prevención de las Mutuas de Accidentes de Trabajo
Este contenido ha sido publicado en la sección Artículos Técnicos de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.
