Esteban carraspea profundamente mientras se sacude el polvillo de yeso de entre los dedos. “Mierda de tiza. No sé cuando nos van a cambiar esta pizarra del año de la pera por una blanca con rotuladores”. “Ya ves” – contesta Berta mientras da un sorbo a la primera caña de las dos y media- “No sé qué escritor decía que si a un profesor de hace doscientos años lo trasplantaran de pronto al siglo XXI no reconocería casi nada pero no tendría dudas en identificar un aula, de lo poco que ha cambiado en siglos”. “Ja, ja,…” -ríe Esteban- “pues no lo había oído pero sí, es verdad… los mismos bancos, la misma pizarra, la misma tarima. Se ve que no hemos evolucionado mucho desde hace años, ¿eh?”.

¿Se dan problemas reales de salud laboral, de prevención de riesgos laborales en tu centro de trabajo, en el desempeño cotidiano de tus tareas docentes? Es curioso pero, ante esta pregunta, es casi seguro que Esteban o Berta contestarían que no, que no es para tanto. «Hombre, tampoco es esto la construcción o la mina, ¿no?» Sin embargo, cuando sigan hablando informalmente un rato sobre su trabajo y sus vivencias, rápidamente empezarán a poner de manifiesto multitud de problemas relacionados con sus condiciones de trabajo: tos y ronquera que no cesan, dificultad para mantener el orden dentro del aula, frío intenso en invierno o calor insoportable en verano, más ruido de la cuenta proveniente del aula de música que está mal insonorizada… Entonces, ¿en qué quedamos? ¿Hay o no hay problemas de salud laboral entre profesores y maestros?

En realidad, estas percepciones aparentemente contradictorias sobre la salud laboral no son exclusivas de la profesión docente. Muchos trabajadores del sector servicios comparten impresiones similares y la explicación puede resultar sencilla. Durante muchos años la preocupación en nuestro país por la seguridad e higiene en el trabajo (como se llamaba antes) era cosa de pocas personas. Es cierto que tenemos un Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSHT) desde los años cuarenta pero lo cierto es que el nivel de desarrollo legislativo en esta materia ha sido tradicionalmente muy pobre en España -lo máximo que existía hasta la Ley de Prevención de Riesgos Laborales de 1995 era una Ordenanza- y el grado de cumplimiento había sido irrisorio hasta entonces. 

En palabras de Ángel Cárcoba, durante años lo que primaba en salud laboral era una concepción claramente mercantilista: el riesgo se consideraba inevitable y frente a él la única alternativa era la compensación económica. Al trabajador sólo le quedaba la posibilidad de la denuncia, denuncia en la que por otra parte tenía muy poca confianza. Para Marcos Peña, inspector de trabajo, la normativa de salud laboral se aplicaba como una tabla sancionadora. Es decir, se establecía que una determinada empresa debía aplicar tal medida y que si no lo hacía se la sancionaba de equis manera. El sujeto pasivo de todo era el trabajador…

Años después, con un moderno desarrollo legislativo adaptado a las exigencias que emanan de nuestra pertenencia a la Unión Europea y la implantación progresiva de muchos elementos de gestión preventiva en las empresas, lógicamente las cosas han mejorado bastante. Sin embargo, la situación de partida era tan deficitaria que seguimos estando en el furgón de cola en lo que se refiere a accidentes de trabajo y enfermedades profesionales. Año tras año seguimos apareciendo en las últimas posiciones en cuanto a cifras de siniestralidad cuando nos comparamos con el resto de nuestros socios de la Europa de los quince. Es cierto que hoy España ya no se sitúa en los últimos lugares pero, en parte, esto es por un efecto estadístico. La incorporación de los nuevos países de la Europa ampliada nos resitúa en este siniestro ranquin. Mal consuelo comparar a España y su Ley de prevención con más de una década de existencia con algunos de los recién llegados y sus flamantes legislaciones.

Todas estas circunstancias -escasa atención histórica al tema y tremendas cifras de siniestralidad- hacen que la percepción del riesgo se relativice. Todavía hoy son desgraciadas noticias de portada en los diarios e informativos el recurrente goteo de fallecimientos de trabajadores de la construcción, la industria y el transporte. Puestos a comparar con las más de mil muertes anuales que se producen con ocasión o a consecuencia del trabajo, es normal que la percepción de los docentes y de muchos otros trabajadores del sector servicios sobre su salud laboral no sea excesivamente mala. La correlación directa y confusa entre índice de mortalidad, salud laboral y prevención de riesgos sigue siendo frecuente en España.

Pero no conviene bajar la guardia. Puede que en el sector servicios no se den tantas muertes como en la construcción pero es entre estos trabajadores donde se produce un mayor número de accidentes no mortales. Y qué decir de las enfermedades o, en general, de los daños a la salud ocasionados por el trabajo: ansiedad, estrés, burn-out, dolores de espalda o cervicales, constantes infecciones de la garganta y las vías altas, problemas alérgicos, disfonías… Estos sí son problemas que a los docentes les resultan mucho más familiares. Pues esto también es salud laboral, ¡vaya que sí lo es! 

La cuestión es que todo este cúmulo de problemas ha sido tradicionalmente abordado bajo otras denominaciones: insatisfacción, angustia, malestar… En realidad, las investigaciones sobre salud laboral de los docentes englobadas bajo estos nombres han sido y son muy numerosas. Esteve, Elejabeitia, Veira, Polaino-Lorente, Martínez, Gordillo, Hernández, González y Lobato, Zubieta, Ortega… son sólo algunos de los autores que han tratado el tema con profundidad. A los estudios más clásicos hay que añadir ahora la atención a los incipientes casos de acoso escolar o la agresividad creciente que se detecta en muchos grupos de alumnos y que el docente no siempre sabe cómo abordar. 

Zubieta refiere los principales aspectos que pueden estar a la base de esta situación generalizada de «malestar docente»: Progresivo vaciamiento de funciones del rol docente que son asumidas por otras instancias sociales, puesta en cuestión de su autoridad como depositario del saber, pérdida y deterioro de prestigio social, falta de protagonismo y autonomía en los planteamientos y realizaciones educativas, conflictos de disciplina en el aula, insuficiencia de dotaciones, materiales y recursos…

Esta radiografía de la profesión docente no es que sea nueva pero lo cierto es que los problemas, pese a ser recurrentes, siguen sin abordarse con seriedad mientras la situación en los centros parece deteriorarse. Tal vez nadie como el profesor Esteve haya sabido expresar esta situación de desasosiego que vive el profesorado y que se manifiesta en conductas como las siguientes: sentimientos de desconcierto e insatisfacción, desarrollo de esquemas de inhibición para cortar con el trabajo que se realiza, peticiones de traslado como forma de huida de situaciones conflictivas, deseo manifiesto de abandonar la docencia, absentismo laboral, agotamiento, ansiedad, estrés, depreciación del yo, neurosis reactivas o depresiones.

Pero este listado de calamidades no pretende generar mayor desasosiego, alentar deserciones o desanimar a futuros maestros y profesores. En realidad, la docencia es una profesión con un alto grado de componente vocacional que también genera muchas satisfacciones. En el libro de Zubieta al que aludimos anteriormente dice un maestro de primaria: Realmente soy muy feliz con mi profesión. Donde me encuentro más feliz es en la clase porque al fin y al cabo tengo la oportunidad de intentar hacer lo que yo quiero. 

0 0 votos
Valoración

David Cobos Sanchiz

David Cobos Sanchiz, Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación y Máster en Gestión de la prevención en la empresa.

Fuente Prevention World Magazine nº 27

Este contenido ha sido publicado en la sección Artículos Técnicos de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

Suscribirme
Notificar de
guest
:arrow: 
:D 
:? 
8-) 
:cry: 
:shock: 
:evil: 
:!: 
:geek: 
:idea: 
:lol: 
:x 
:mrgreen: 
:| 
:?: 
:P 
:oops: 
:roll: 
:( 
:) 
:o 
:twisted: 
:ugeek: 
;) 
 
0 Comentarios
Inline Feedbacks
Ver todos los comentarios