El daño provocado por un esfuerzo repetitivo (al que a partir de ahora nos referiremos por sus siglas en inglés, RSI – Repetitive Strain Injury) es un término muy amplio que normalmente hace referencia al grupo de lesiones que afectan a músculos, tendones y nervios, principalmente del cuello y las extremidades superiores, por lo que en el ámbito de la prevención de riesgos laborales también son conocidos como desórdenes de los miembros superiores relacionados con el trabajo. La razón de que reciban un tratamiento especial al resto de los desórdenes músculo-esqueléticos producidos en el trabajo es su mayor frecuencia. No en vano, según un informe del Instituto Biomecánico de Valencia, de los trabajadores con problemas posturales, el 43% se queja de dolores en hombros y espalda, seguido por el 38% que sufre molestias en la vista.

Podemos distinguir dos tipos diferentes de RSI. Por un lado, las afecciones específicas con un diagnóstico concreto, tales como tenosinovitis o dedo de gatillo, tendinitis, síndrome del túnel carpiano, bursitis, codo de tenista, síndrome de Quervain, etc. Por otro lado, las lesiones de carácter difuso, que carecen de un diagnóstico claro pese a la existencia de numerosos síntomas. En ocasiones, este último tipo de RSI es conocido como síndrome de dolor no específico. Los síntomas más comunes del RSI incluyen dolor, pesadez, hinchazón, entumecimiento, cosquilleo, debilidad y calambres. Desafortunadamente, con el RSI difuso habitualmente no se detectan signos visibles. En cualquier caso, tanto unos como otros suponen un elevado coste para la empresa, que se traduce en horas de trabajo perdidas, aumento de los gastos del seguro médico, menor rendimiento e, incluso la posibilidad de recibir demandas judiciales, afectando a la industria y la economía de un país de manera muy directa.

Un ejemplo de ello lo tenemos en la industria británica, donde aproximadamente 448.000 trabajadores sufrieron de RSI entre los años 2003 y 2004, experimentando un incremento de más de 52.000 afectados con respecto al periodo comprendido entre 2001 y 2002. Estos datos corresponden a un estudio elaborado por el ejecutivo de Sanidad y Seguridad, en colaboración con la Sociedad de Fisioterapia. En el mismo se señala que entre 2003 y 2004 el servicio de salud y los trabajadores sociales distinguieron al colectivo de la construcción como el más afectado por el RSI. Asimismo, establece que alrededor de 4,7 millones de días de trabajo a tiempo completo se perdieron en el Reino Unido durante dicho periodo, siendo 18,3 la media de días que cada persona afectada tomó para su recuperación. Del mismo modo, se estima que seis trabajadores británicos abandonan sus puestos de trabajo todos los días a causa de una lesión. Por último, el informe establece en más 20 billones de libras anuales el gasto que representa el RSI para la industria británica.

El RSI es causado habitualmente por una combinación de elementos, incluyendo el uso excesivo de las extremidades y las acciones repetitivas, la incomodidad provocada por la ausencia de elementos ergonómicos, el mantenimiento de una postura estática, disponer de poco tiempo para recuperarse, y, por supuesto, el stress. Lo más importante que se debe recordar es que el RSI se puede prevenir y tratar. Para ello, y por la salud y seguridad de cada uno, es absolutamente necesario que los primeros signos de advertencia no sean ignorados.

El daño provocado por un esfuerzo repetitivo no es exclusivo de un sector o actividad determinados. El RSI puede ser experimentado tanto por usuarios de ordenadores como por aquellos que no los emplean en su profesión, aunque son los primeros los que más lo sufren con diferencia, exhibiendo el mayor predominio debido al aumento en el empleo masivo de ordenadores que se ha experimentado en los últimos 20 años. Además, los usuarios de PCs de sobremesa no son los únicos que pueden resultar afectados. Así, según la consultora GfK, los ordenadores portátiles actualmente representan el 42% de todos los equipos vendidos, cuyos usuarios comienzan ya a apreciar los riesgos del RSI. Por actividad, el RSI afecta a trabajadores de una amplia variedad de ocupaciones, incluyendo operadores de ordenador, técnicos de laboratorio, músicos y todos aquellos que desempeñan su labor en la industria de la construcción y en fábricas de cualquier tipo.

Los empresarios pueden ayudar a prevenir el gasto que para la industria provoca el RSI y asegurar una mejora de la productividad, mediante la aplicación de una serie de medidas simples y rentables al área de trabajo de cada empleado. De hecho, todos los patrones tienen una obligación legal (regulada por la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, así como por disposiciones como el RD 488/1997 y normas como UNE-EN-ISO 9241, sobre el trabajo con ordenador) de asegurar unas condiciones de trabajo totalmente seguras para sus empleados. Estos deben tomar un papel activo en la provisión de las condiciones de trabajo más saludables, mediante:

1. El suministro de evaluaciones de riesgo para el personal.

2. Animando a los empleados a comunicar los primeros síntomas.

3. Proporcionando acceso a la ayuda más adecuada, como, por ejemplo, la consulta de un fisioterapeuta ocupacional.

4. Asegurándose que los empleados realizan paradas regulares.

Si nos centramos en el trabajo de oficina, las grandes oficinas requieren de una evaluación profesional de los puestos de trabajo que garantice que los trabajadores puedan desarrollar su actividad confortablemente. Tal evaluación completa requiere poder identificar cualquier punto conflictivo que en potencia pueda producir un riesgo de RSI para un empleado. En caso de trabajar con un ordenador, para saber si mi espacio de trabajo podría conducir a un RSI habría que hacerse una serie de preguntas muy simples en relación con la posición de los diferentes elementos que lo componen, a saber:

 ¿Está localizado del monitor de ordenador exactamente delante de mí?

 ¿Está la parte superior del marco de mi monitor a la altura de mis ojos?

 ¿Está la pantalla de ordenador a una distancia de entre 45 y 91cms de mis ojos?

 ¿Experimento el brillo que emite el monitor?

 ¿Uso un soporte de documentos cuando copio una página en el ordenador?

 ¿Alcanzo bien o me estiro para utilizar el teclado o ratón?

 ¿Alcanzo bien o me estiro para tener acceso a archivos o al teléfono?

 ¿Tengo bastante superficie de escritorio que me permita reorganizar mi área de trabajo para acomodar otras tareas diferentes?

 ¿Estoy cómodo usando el teclado, con los hombros relajados y los antebrazos situados paralelamente al suelo?

 ¿Tengo mis muñecas en una posición neutra (por ejemplo, ligeramente inclinadas y más bajas que los codos) mientras tecleo o uso el ratón?

 ¿Descanso las muñecas/antebrazos en la esquina de la superficie de trabajo mientras tecleo, escribo o uso el ratón?

 ¿Estoy cómodo en la silla con la curva natural de la espina dorsal apoyada mientras permanezco sentado?

 ¿Descansan mis pies planos en el suelo o sobre un reposapiés mientras estoy sentado?

 ¿La parte trasera de mis piernas tocan el borde del asiento mientras trabajo?

 ¿Es adecuada la iluminación en mi espacio de trabajo?

 ¿Es confortable la temperatura de mi espacio de trabajo?

 ¿Está limpia la superficie de mi espacio de trabajo (incluyendo el teclado y el ratón)?

A la vista de las preguntas, vemos que las áreas clave que mayor atención deben recibir, por orden de prioridad, son: vista; cabeza, cuello y hombros; espalda; antebrazos, muñecas y brazos; piernas y pies; y, por último, el ambiente.

Hasta aquí las respuestas deben ser positivas para asegurar que el riesgo de RSI desaparece. Otras preguntas, que asimismo cabría hacerse, ya inciden en la existencia de alguna patología o síntoma de RSI, como por ejemplo:

 ¿He experimentado alguna vez dolor físico debido a mi ambiente de trabajo?

 ¿He experimentado cualquiera de los problemas siguientes: dolor de cuello, tensión en los hombros, dolores de cabeza, dolor de muñeca, calambres en las manos, dolor de espalda o calambres en las piernas, en los últimos seis meses?

Resumen del artículo técnico publicado en PW Magazine nº 17.
Puedes encontrar el artículo completo en el nº 17 de la Revista PW Magazine (www.pwmagazine.com)

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Héctor Barak, director general de Fellowes Ibérica – Revista PW Magazine

Fuente

Este contenido ha sido publicado en la sección Artículos Técnicos de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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