El sector de la construcción ha sido objeto en los últimos años de numerosos estudios relacionados con las condiciones de trabajo desde el punto de vista de la seguridad y salud de los trabajadores. Una parte de dichos estudios ha estado centrada en las diversas medidas técnicas que es posible aplicar para la mejora de los estándares de seguridad de dichas obras. Otros analizan en profundidad las obligaciones específicas (los estudios de seguridad y salud o los planes de seguridad y salud) o las responsabilidades de determinados agentes, como, por ejemplo, los coordinadores de seguridad y salud en fase de ejecución. También se han estudiado las obras de construcción desde la perspectiva de las responsabilidades y de las obligaciones legales existentes para los diversos agentes que participan en ellas. Del mismo modo, ha sido objeto de tratamiento la obra de construcción a través del análisis de la siniestralidad del sector.

Examinando dos fotografías como las que se muestran a continuación, realizadas no hace mucho tiempo, se pueden apreciar dos situaciones cotidianas en nuestras obras donde se generan escenarios de elevado riesgo para los trabajadores, sobre todo, los relacionados con la caída desde altura.

 
 
 
Cuando nos preguntamos por qué se producen este tipo de situaciones y qué medidas se pueden adoptar para evitarlas, debemos pensar en que la solución debe ser más compleja que el simple acto de cargar toda la responsabilidad sobre dos trabajadores que clara y manifiestamente están cometiendo dos actos inseguros que ponen en peligro su vida.
 
Lo que no genera ninguna duda es que mientras se sigan produciendo estas situaciones de riesgo y sigamos teniendo unos índices de siniestralidad tan elevados, no podemos pretender, ni siquiera imaginar, que estamos haciendo las cosas bien.
 
Alguno dirá: “La construcción es diferente”, que su idiosincrasia provoca el cambio continuo en las condiciones de trabajo, debido a situaciones como la subcontratación, trabajo a destajo, mano de obra poco especializada, etc. La cruda realidad es que la construcción tiene el doble de accidentes laborales que la tasa media de todos los sectores de actividad de la Unión Europea y el número de accidentes mortales es 2,5 veces superior, según datos de las Estadísticas Europeas de Accidentes de Trabajo (EEAAT), de Eurostat, correspondientes a 2005.

 
Se ha pretendido con esta monografía aportar algo novedoso. Como indica el Jefe de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social de Murcia en su prólogo: “es un análisis crítico del sector centrado en cada uno de los agentes que participan en las obras y en los organismos, asociaciones, entidades y empresas que de alguna forma pasan a integrar el “mundo” de las obras de construcción. Un análisis crítico, objetivo, valiente y pormenorizado, realizado por un profesional del sector que conoce el mismo desde dentro, viviendo cada día todos y cada uno de los problemas que se pueden suscitar en las obras”.
 
Con la elaboración de este trabajo se ha pretendido realizar un documento de opinión; una reflexión en voz alta, basada en los 12 años de trabajo que llevo en el complejo y particular mundo de la construcción. El objetivo ha sido analizar, con una perspectiva objetiva, imparcial y práctica, la evolución de los niveles de seguridad y salud en las obras de construcción en estos últimos años transcurridos desde la aparición de la Ley 31/1995. La intención ha sido reflejar los aspectos positivos y, desde un punto de vista constructivo, negativos, en los que considero no se ha mejorado lo suficiente. En definitiva, he pretendido generar el debate sobre el porqué no hemos progresado en materia preventiva tanto como hubiese sido deseable.
 
No se ha tratado de analizar de forma rigurosa y desde un contexto jurídico la evolución normativa en el sector de construcción. Muy por el contrario: se ha tratado de dar una visión amplia de los problemas que desde el terreno preventivo existen en este sector. Problemas que en muchos casos han podido ser resueltos por la evolución normativa. Y que, en cambio, en otros casos, las nuevas normas, no solo no han podido resolverlos, sino que los han acentuado. No hay que olvidar, en muchos casos, la distancia existente entre la legislación vigente en materia preventiva y la realidad práctica a pie de tajo en las obras de construcción. En algunos casos porque son las propias empresas de construcción las que por razones de índole técnica y económica, deciden no cumplir con la normativa vigente. Y, en otras ocasiones, porque el citado cumplimiento puede resultar, simplemente, imposible. Se trata de poner de manifiesto la opinión de un técnico de prevención que extraña la normativa, pero que vive influenciado por ella y por eso no puede dejarla de lado en la exposición realizada.
 
Lo que se ha propuesto en este trabajo ha sido modificar la legislación y, por otro lado, cambiar quizás lo más difícil: las actitudes de todos los que intervenimos en una obra de construcción. Para ello es necesario realizar un esfuerzo muy importante. Vivimos en una sociedad donde queremos conseguir nuestro objetivo con el menor esfuerzo posible, y en este caso ello no es viable. Debemos mentalizarnos y asumir que sin esfuerzo no hay resultado, si queremos progresar, será necesaria una gran voluntad. Hay que actuar, y no permanecer callado e inactivo.

En este estudio llegaremos a la conclusión de que la responsabilidad en el incumplimiento de las normas en materia de prevención de riesgos laborales, así como la falta de soluciones de los problemas que su aplicación y cumplimiento pueden conllevar es de todos los agentes que intervienen en una obra de construcción. Todo ello sin olvidar el desconocimiento que en algunos casos el legislador puede tener de la realidad de un trabajo tan complejo como el que se desarrolla en este sector. Desconocimiento que provoca un mayor distanciamiento entre la norma a aplicar y las necesidades del día a día de la obra. No se trata de buscar culpables, como tantas veces hacemos en los diferentes foros en esta materia, sino de que cada uno de los agentes implicados en la ejecución de una obra, sean conscientes de sus responsabilidades y las asuman. Se trata de una coordinación, de una unión de esfuerzos, con el fin de conseguir un único fin: la verdadera integración de la prevención en las obras de construcción. De esta manera se evitarán daños para la salud de los trabajadores y, como consecuencia, se eliminarán las responsabilidades económicas y personales que se les puedan generar (sanciones administrativas, indemnizaciones, responsabilidades civiles, penales, etc.). Todos los sujetos intervinientes en una obra de construcción son necesarios para que la misma se ejecute en las condiciones que serían deseables desde un punto de vista preventivo.
 
En este trabajo se ha analizado las funciones, obligaciones y responsabilidades de cada uno de los actores que participan en esa gran obra de teatro que es una obra de construcción y su implicación en materia preventiva (promotor, proyectistas, coordinador de seguridad en fase de proyecto, coordinador de seguridad durante la ejecución de la obra, legislación, Administración, contratistas y subcontratistas, trabajadores autónomos, técnicos de prevención, trabajadores, recursos preventivos, fabricantes, importadores y suministradores, laboratorios de ensayo y entidades de certificación, empresas de implantación de medidas de seguridad, organizaciones empresariales, organizaciones sindicales, colegios profesionales y medios de comunicación). Se ha intentado no dejar indiferente a ninguno de los colectivos señalados en el mismo. Lo normal es que todos los agentes que se citan sientan la normal empatía hacia las manifestaciones que hacen referencia a los demás colectivos, pero no ocurre lo mismo respecto a las realizadas al propio. Todos tendemos a exculpar nuestra responsabilidad y a culpar a los demás. Se han intentado romper dicho esquema, demostrando que todos somos responsables y que es necesario un cambio de actitud de todos. 
Este libro sirve como elemento para la reflexión de todos. A través del análisis crítico, me he preguntado cuales son las posibles soluciones, y he concluido de la manera menos cómoda posible, proponiendo un abanico de medidas o soluciones para el cambio. 

 
Este libro sirve como elemento para la reflexión de todos. A través del análisis crítico, me he preguntado cuales son las posibles soluciones, y he concluido de la manera menos cómoda posible, proponiendo un abanico de medidas o soluciones para el cambio.
 
Hay dos temas que han sido tratados con especial énfasis:
 
a) La ausencia de la integración de la PRL durante la elaboración del proyecto, donde no existe coordinador de seguridad y salud en fase de proyecto o, si está designado, no realiza su labor, probablemente porque no tiene ningún tipo de influencia sobre el proyectista. Esta ausencia de coordinación en fase de proyecto repercute negativamente después en la fase de ejecución, dando lugar a la improvisación, lo que es el preámbulo del accidente de trabajo.
 
b) La planificación. En prevención de riesgos la improvisación es incompatible con los resultados. Los riesgos en materia de seguridad y salud en el sector de la construcción no permanecen inalterados y estables, sino que están en permanente cambio y evolución. Por ello, la actuación reactiva para combatirlos o minimizarlos, en el mejor de los casos puede evitar que se repita un riesgo en su aspecto o configuración conocida, pero no en las diferentes manifestaciones en las que pueda evolucionar.
 
Planificar requiere el compromiso de muchos colectivos y fundamentalmente de aquellos por cuenta de quien se construye la obra. La correcta elección de proyectistas y coordinadores, de la dirección técnica y facultativa de la obra, y de los contratistas, permitirá conocer una obra adecuadamente planificada en todos sus aspectos o no. Además, en la línea de lo señalado, no debe olvidarse que existe una obligación legal para todas las empresas establecida en el artículo 16 LPRL, que no es otra que la de integrar la prevención en el sistema general de gestión de la empresa, tanto en el conjunto de sus actividades como en todos los niveles jerárquicos de esta. La integración de la prevención en el conjunto de actividades implica que aquellas empresas sobre las que recaen las parcelas en las que menos aparece integrada la prevención (proyectos, estudios de seguridad, planes de seguridad) pueden y deben realizar un esfuerzo. Todo ello está recogido en el texto que nos ocupa.
 
En definitiva, lo que se ha propuesto es un cambio hacia una mejoría, que todos seamos un agente de cambio, es decir, alguien que forma el futuro, además de gestionar el presente, que tiene una gran insatisfacción con el «statu quo», pero no busca el cambio por el cambio: transforma la situación e innova para aproximarla al logro de su misión. En una cultura cambiante, permanecer en el «statu quo» es más arriesgado que el cambio. Creo que todos deberíamos ser el “agente de cambio” en nuestro quehacer diario. Los que trabajamos en las empresas deberíamos intentar cumplir en ellas y con nuestros subcontratistas lo que he expuesto anteriormente. Los CSS, Proyectistas, DE, DO, etc., deberían ser el agente de cambio en sus obras. 
 
Hemos de tener una situación clara: debemos mejorar. Debemos de actuar decididamente hacia los puntos que consideramos van a generar el cambio y en los que tenemos competencia. Esta actuación debe ir orientada desde dos puntos de vista; por un lado, cada uno de nosotros debe actuar individualmente; por el otro, es necesario que el colectivo (Administración, colegios profesionales, organizaciones empresariales y sindicales, etc.), también debe cambiar hacia principios más lógicos como algunos de los que se tratan en el documento.
 
No hemos de olvidar que en una obra, detrás de un accidente de trabajo, en la mayor parte de los casos hay una mala gestión preventiva. Y detrás de ese accidente de trabajo hay una persona accidentada y una familia a la cual su vida cambia radicalmente (¡en unos segundos!, que es lo que tarda en suceder un accidente de trabajo). Sabemos que cuando sucede un accidente, nuestra mayor preocupación es cómo eludir posibles responsabilidades, pero como prevencionista convencido y persona con unos valores, creo que cada uno de nosotros tenemos la obligación moral de hacer todo lo que esté en nuestras manos para evitar cualquier accidente de trabajo, y esa actuación debe realizarse a priori, siempre antes de que suceda el trágico accidente.
 
Los trabajadores no son números; son personas con sus historias personales y familiares, trabajadores, compañeros y en ocasiones amigos; y debemos considerar cualquier accidente de trabajo que les ocurra como si le sucediese a alguien querido por nosotros, alguien a quien apreciamos. Todos cometemos errores, pero lo que no tiene justificación es que después de producirse un accidente no adoptemos las medidas para evitar su repetición por las mismas causas.
 
Quizás alguno de nosotros, incluidos los medios de comunicación, debemos dejar de frivolizar sobre los accidentes de trabajo, y en vez de hablar sobre si la obra tenía licencia de obras, o si el trabajador llevaba el arnés de seguridad o el casco, analizar con mucha mayor profundidad todo lo que influye en un accidente de trabajo. Le debemos a las víctimas un análisis profundo, pues hay que considerar un accidente de trabajo como algo trágico que le sucede a un compañero que todos los días se levanta para trabajar en una obra, padeciendo frío, calor, lluvia, realizando trabajos de una importante dureza física, etc., con el objetivo de llevar a cabo una labor tan digna y respetable como es conseguir el mayor estado de bienestar posible para él y para su familia. Como dice Joan Junyent en su libro El Gran Silencio: “El trabajo es un intercambio comercial: tiempo y esfuerzo a cambio de dinero. La salud no debe formar parte de ese intercambio”.
 
Espero que lo leáis y se genere el debate, ¡el cual seguro nos enriquecerá a todos!

 
El libro se puede adquirir en la siguiente dirección: www.tiendapw.com
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Ramón Pérez Merlos

Ramón Pérez Merlos es Ingeniero Técnico Industrial por la Universidad Politécnica de Cartagena. Técnico Superior en Prevención de Riesgos Laborales en las tres especialidades. Director del Servicio de Prevención de ETOSA. Autor del libro “Diagnóstico del sector de la construcción en materia preventiva”.

 

 

Fuente www.diagnosticoprlconstruccion.com

Este contenido ha sido publicado en la sección Artículos Técnicos de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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