La Audiencia Provincial de Murcia ha anulado la sentencia que condenaba a prisión y multa a dos constructores, un aparejador y el encargado de unas obras porque el accidente que sufrió un obrero que cayó por el hueco de la escalera no era previsible, dada la sencillez del trabajo que desarrollaba en ese momento.
La sentencia señala que el Juzgado de lo Penal, en la resolución dictada hace ahora un año, declaró probado que el accidente se produjo en las obras de construcción de una veintena de viviendas.
El trabajador sufrió el accidente cuando se encontraba en el tercer forjado del inmueble y tenía encomendado el cierre parcial del hueco de la escalera, que había quedado abierto para el paso del calzo destinado a fundir el tramo de la misma de la planta inferior. El obrero procedía a colocar los tableros sobre las sopandas cuando, por causas desconocidas, uno de los tablones cedió, precipitándose aquel por el hueco de la escalera, golpeándose contra los escalones, hasta llegar al primer forjado.
Como consecuencia de la caída, el trabajador sufrió graves lesiones que tardaron en curar 461 días y que determinaron su incapacidad total para su actividad habitual de estructurista-encofrador.
La sentencia, que ahora se deja sin efecto, condenó al encargado de la obra, por un delito de lesiones por imprudencia, a la pena de un mes y quince días de prisión, que fue sustituida por el pago de una multa de 540 euros. Por su parte, los otros tres acusados fueron condenados a tres meses de prisión y al pago de una multa por igual cuantía por un delito contra la seguridad de los trabajadores.
Ahora, la Sección Segunda de la Audiencia, al estimar el recurso presentado por estos tres últimos pero cuyos efectos se extienden también al cuarto acusado, ha dictado la absolución de los cuatro.
Para ello, ha incluido en el relato de los hechos probados que no se habían colocado redes horizontales, a pesar de estar previstas en el plan de seguridad “porque no fueron homologadas hasta el año 2013”. Añade igualmente la Sala que “no se colocó un línea de vida con cinturón-arnés sobre el forjado tercero porque la caída no era previsible, pues el trabajo era muy sencillo y se trataba, únicamente, de tapar el hueco de la escalera con los tablones”.
Finalmente, indica que para la realización del tercer forjado se utilizaba la técnica del encofrado continuo, “que es una medida de seguridad colectiva en sí misma”.
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