Las nuevas tecnologías se convierten en la vía más rápida y eficaz para la formación en prevención de riesgos laborales.

Los accidentes laborales provocan innumerables daños no sólo al trabajador –que puede desde resultar levemente lesionado hasta perder la vida- sino también a la empresa para la que presta sus servicios. La prevención de riesgos laborales es desde la publicación del Real Decreto 39/1997 (por el que se aprueba el Reglamento de los Servicios de Prevención) una obligación legal, pero también garantiza a las organizaciones un significativo ahorro de costes derivados de cuestiones como la asistencia médica y hospitalaria, las bajas, las indemnizaciones por incapacidad, la reparación de equipos, las multas, la pérdida de clientes y la mala imagen que pueden percibir de la empresa otros clientes potenciales….

El nuevo modelo de seguridad establecido por el RD 39/1997 otorga a la formación en riesgos laborales una importancia crítica, bajo tres conceptos fundamentales: seguridad, salud y eficacia. La prevención debe encaminarse a evaluar los riesgos, adecuar las condiciones de trabajo (instalaciones, procesos, equipos) y dotar a los trabajadores con una formación teórica y práctica suficiente. La importancia de la formación radica en que consigue que toda la empresa, dirección y trabajadores, se implique en la prevención de riesgos laborales.

La formación de los trabajadores y de los propios empresarios en esta materia es una de las claves que permitirá que la prevención de riesgos laborales sea una realidad generalizada en las empresas. Este tipo de aprendizaje debe ser continuado y se debe impartir tanto con carácter previo a la incorporación al puesto de trabajo como a lo largo de la carrera profesional.

Según lo dispuesto en el Real Decreto, el empresario podrá desarrollar personalmente la actividad de prevención cuando, entre otras condiciones, se trate de una empresa de menos de seis trabajadores y desarrolle de forma habitual su actividad profesional en el centro de trabajo. Los servicios de prevención propios, pensados para empresas de más de 500 trabajadores, también se constituirán en empresas de entre 250 y 500 trabajadores cuando así se requiera en función de la peligrosidad de la actividad desarrollada o de la frecuencia/gravedad de la siniestralidad en la empresa.

Las disciplinas que gobiernan la prevención de riesgos son fundamentalmente la Medicina del Trabajo, la Seguridad en el Trabajo, la Higiene Industrial y la Ergonomía y Psicosociología aplicada. Los expertos en las especialidades mencionadas actuarán de forma coordinada, en particular en lo relativo al diseño preventivo de los puestos de trabajo, a la identificación y evaluación de los riesgos, a los planes de prevención y a los planes de formación de los trabajadores.

Los programas formativos, de carácter multidisciplinar e interdisciplinar, abarcan desde conceptos básicos sobre seguridad y salud en el trabajo –como los factores de riesgo, las enfermedades profesionales y otras patologías- a la prevención propiamente dicha: riesgos ligados a las condiciones de seguridad o al medioambiente de trabajo; la carga de trabajo, la fatiga y la insatisfacción laboral; los sistemas elementales de control de riesgos; los planes de emergencia y evacuación; y el control de la salud de los trabajadores.

En el nivel básico de la actividad preventiva, resulta de vital importancia la promoción de los comportamientos seguros (orden, limpieza, señalización…) y la correcta utilización de los equipos de trabajo y protección, así como el fomento del interés y la cooperación de los trabajadores en la acción preventiva. Los trabajadores destinados a realizar actividades que comporten riesgos especiales deberán recibir formación preventiva específica. Además, las empresas se apoyan en la asesoría de expertos para atender cuestiones particulares sobre seguridad, higiene industrial o medicina. Para los expertos del área técnica, se ofrece formación de postgrado, en la modalidad de másters, y títulos de grado medio o superior combinados con programas de medio ambiente y/o seguridad industrial.

Reciclar los conocimientos y destrezas técnicas se ha convertido en un imperativo para empresas y trabajadores, ante los continuos cambios que experimentan el mercado y el entorno tecnológico. La formación online es una modalidad que se adapta perfectamente a los nuevos requerimientos, ya que ofrece un alto grado de flexibilidad y permite que los alumnos se marquen su propio ritmo de aprendizaje, obligándoles así a responsabilizarse de su propio desarrollo profesional. Las nuevas tecnologías multimedia y el aprendizaje online permiten además que la formación llegue a todas las empresas, independientemente de su tamaño, ubicación o sector.

La formación online permite acceder a una gran variedad de propuestas de formación sin descuidar la calidad ni el nivel de exigencia, haciendo posible que la puesta al día en materia de prevención no le suponga a la empresa una costosa inversión en tiempo y recursos. Con programas de formación interactivos personalizados, adaptados a cada puesto de trabajo, las empresas podrán velar por la vida y la salud de sus trabajadores mientras mejoran su competitividad e imagen en el mercado.

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Enrique Aliende

Enrique Aliende – Director General de IFO (Instituto de Formación Online)

Fuente Revista PW Magazine 16

Este contenido ha sido publicado en la sección Artículos Técnicos de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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